La Vida de Pi

Cuando vi La vida de Pi por primera vez, pensé que era una historia de fantasía.
Un chico, un tigre, un bote. Una aventura surrealista sobre el mar.
Me atraparon los colores, las imágenes, la idea de sobrevivir en lo imposible.
Era como ver un cuento contado con imágenes perfectas.
Pero no entendí nada.
No entendí que el tigre no era solo un tigre.
No entendí que el mar no era solo agua.
Y no entendí que a veces, para sobrevivir… uno necesita mentirse a sí mismo.
Necesita creer en algo más grande, más amable, más soportable que la verdad.
La volví a ver años después. Esta vez, con la piel marcada por pérdidas, dudas y silencios.
Y entonces la vi de verdad.
La vida de Pi no es una historia sobre un náufrago.
Es una historia sobre la fe, el trauma y el modo en que elegimos narrar el dolor.
Porque, como dice Pi al final:
“¿Cuál historia prefieres? Ambas explican lo que pasó. Una lo hace con tigres.”
Y ahí lo entendí todo.
La vida, muchas veces, no es lo que pasó, sino cómo decidimos contarlo.
Hay verdades tan duras que solo se sobreviven si se visten de metáfora.
No para mentirnos.
Sino para que no nos rompa.
Lo más desgarrador no es el naufragio.
Es que Pi, un niño, tenga que ver cómo todo lo que ama desaparece en medio del mar.
Es que un chico, en su dolor más crudo, cree un relato donde aún hay belleza.
Donde incluso el miedo tiene rostro. Y puede mirarse a los ojos.
Y ahí, justo ahí, está la fe.
No como religión.
Sino como ese impulso humano de seguir creyendo, incluso cuando todo parece perdido.
Al crecer, uno empieza a entender que cada persona también tiene su propio tigre.
Ese lado feroz que le ayudó a sobrevivir, pero que tuvo que dejar ir cuando tocó tierra.
Porque a veces, para volver a vivir… hay que soltar lo que nos mantuvo vivos.
Y sí, todos hemos sido Pi.
A la deriva.
Con miedo.
Inventando formas de resistir, mientras el mundo se hunde a nuestro alrededor.
A veces, es simplemente decidir creer una historia que te permita seguir adelante.
Una donde todavía haya belleza.
Todavía haya luz.
Aunque La vida de Pi transcurra en un bote perdido en el océano, su mensaje es tan humano, tan real… que navega dentro de todos nosotros.
Si alguna vez te sentiste perdido, si alguna vez inventaste una versión de ti para soportar el dolor,
si alguna vez creíste que había algo más allá del sufrimiento…
Entonces esta historia también es tuya.

"tu puedes hacerlo"

No todos los naüfragios dejan escombros.
Algunos dejan versiones de nosotros que ya no existen.
A veces, el mar no te ahoga… te cambia.
Y el tigre que llevaste dentro, al final, también se va.
No por cobarde, sino porque cumplió su parte.
Sobreviviste.
Y a veces, eso ya es suficiente para volver a empezar.









Pero me río de mi mismo (jajaajajaja)
Aunque lo escribi como si mente fuera fuerte,

En “realidad” no puedo soltar a ese tigre.
(Tengo miedo)

Puntos de luz

Ilumina y aumenta su visibilidad — ¡sé el primero!

Comentarios
Tendencias
Novedades
comments

¡Comparte lo que piensas!

Sé la primera persona en comenzar una conversación.

3
0
1
0