La quinta, dirigida por Silvina Schnicer, nos lleva a una casa de campo para escapar de la realidad y pasar un momento agradable en familia. Sin embargo como nos plantea desde la sinopsis algo horrible sucede, algo horrible hicieron los niños. En la quinta los niños juegan, corren y queman cosas; mientras los adultos, miran hacia otro lado. A la película la acompaña el siguiente tagline, “Los niños juegan, corren y queman cosas. Y entonces un cadáver. En el barrio cerrado papá quiere hacer la siesta. Guárdame un secreto": Y ese pedido marca el tono de la película: el silencio, la complicidad involuntaria, el miedo a decir. Porque en La quinta, lo que más pesa no es lo que se ve, sino lo que se oculta.
La quinta trae consigo un mundo lleno de contrastes. La película contrapone dos mundos paralelos pero desconectados: el de los adultos y el de los niños. Mientras los adultos, representados por Rudi y Silvia, están preocupados por amenazas hipotéticas e intangibles como la seguridad, el orden, las apariencias; los niños se mueven en un universo más concreto, sensorial y a la vez más desbordante. Ellos están en un mundo más cercano, más pequeño; aquel mundo que se puede explorar. Sin embargo, esa aparente ingenuidad se rompe, mientras que los adultos pasan por alto (o quieren pasar por alto).
Desde los primeros minutos, la película plantea una tensión entre lo visible y lo oculto. Los adultos están concentrados en proteger, en cerrar puertas, en mirar hacia afuera por si hay peligro. Pero son incapaces de ver lo que está ocurriendo dentro de la casa, incluso dentro de sus propios hijos. Hay un esfuerzo casi desesperado por no mirar. Por minimizar, por acallar lo que no se entiende. Lo que incomoda. Lo que se siente fuera de control.
La quinta desde el inicio se mueve en el terreno de los contrastes. Entre la vida y la muerte. Entre el mundo exterior y la vida dentro de la quinta. Dentro de quienes la habitan y Tomás quien es la que la cuida. Y, sobre todo, entre la ilusión de resguardo y el caos que se gesta adentro. Mientras vemos escenas donde se discuten los nuevos planes de seguridad, los niños se adentran en el caos. Mientras ellos quieren cerrar el mundo exterior, lo verdaderamente inquietante ya está ocurriendo dentro.
Dentro de este juego de contrastes y tensiones, el fuego emerge como un elemento central. No solo eleva la propuesta visual de la película, creando un juego hipnótico de luces y sombras, sino que también refleja los contrastes internos de la historia y de quienes la habitan. Frente al fuego, cada personaje reacciona distinto: algunos se asustan, otros se quedan mirándolo fijamente, intrigados. Hay quienes retroceden y quienes se dejan envolver. El fuego, en La quinta, no es solo un recurso estético; es un símbolo de todo aquello que desborda, que fascina y que aterra al mismo tiempo. Es juego y es peligro. Es el motor de lo que sucede en la quinta.
Así como algunos personajes se quedan contemplando el fuego, La quinta nos invita también a observar con detenimiento. Bajo una tensión constante y sutil, la película nos propone mirar sin subrayar, a inferir lo que no se dice, a habitar silencios que inquietan. Nos sumerge en una atmósfera breve, fragmentada, con momentos que rozan el cine de horror, pero que se alejan del tono convencional del genero. Sin embargo, y a pesar de las preguntas que deja flotando en el aire , el tono y el ritmo que al inicio construyen un magnetismo poderoso, se van diluyendo hacia el final, perdiendo parte del poderío con el que comenzó.
A pesar de ello, La quinta sigue siendo una propuesta inquietante y singular dentro del cine argentino reciente. Una película que no busca dar respuestas, sino activar preguntas. Una obra que vale la pena ver, pensar y discutir.
Una obra en la que, los niños interpretados por Valentín, Milo y Emma actúan con una naturalidad digna de admirar. La quinta, dirigida por Silvina Schnicer, estrena el 5 de junio en salas de Argentina.
CABA
Cine Arte Cacodelphia – Roque Sáenz Peña 1150
BUENOS AIRES (PBA)
Espacio INCAA Cine Teatro Municipal Pila – Padre Adolfo Anastasio – Pila
Espacio INCAA Centro Cultural Municipal – Tapalqué
SANTIAGO DEL ESTERO
Espacio INCAA Cine Teatro Renzi – La Banda
JUJUY
Espacio INCAA Cine Auditorium – San Salvador
SANTA CRUZ
Espacio INCAA Sala José Fernández – Caleta Olivia
Espacio INCAA Cine Auditorio Deseado – Puerto Deseado
¡Comparte lo que piensas!
Sé la primera persona en comenzar una conversación.