El Susurro del Arroyo

El pueblo de Estelaria era pequeño, de calles angostas y casas con techos de tejas rojas. Rodeado por bosques espesos y un arroyo cristalino, tenía un aire de ensueño, como si el tiempo pasara más lento allí. Sus habitantes solían decir que el agua que corría por la cascada guardaba secretos antiguos, como si las piedras hubieran escuchado las voces de quienes habían vivido allí.

Hubo un tiempo en que Estelaria florecía con turistas que venían a maravillarse con su brisa perfumada de rosas, sus senderos iluminados por luciérnagas y la promesa de un descanso tranquilo. Pero entonces, una enfermedad oscura llegó sin aviso, dejando casas vacías y corazones rotos. Ahora, el recuerdo del pueblo solo vive en aquellos que tuvieron la oportunidad de verlo vivo.

Entre sus calles silenciosas, Jazmín regresaba. Su corazón estaba pesado, como si cada paso hacia su antiguo hogar aumentara el peso de los recuerdos. Sus padres ya no estaban con ella. Su infancia parecía algo lejano, y ahora debía reclamar la casa que un día fue su refugio.

Pero en lugar de entrar, decidió caminar. Como un reflejo de su niñez, sus pies la llevaron hasta su rincón favorito: el viejo árbol torcido junto a la cascada. Aquel árbol había sido testigo de sus alegrías y penas. Había escuchado sus risas cuando jugaba, y ahora, escuchaba su silencio.

Se sentó sobre la hierba húmeda, dejando que el sonido del agua le envolviera. Siempre le había parecido que la corriente tenía su propia voz, una melodía constante que le hablaba cuando el mundo era demasiado ruidoso.

Hasta que algo interrumpió el flujo de sus pensamientos. Un movimiento sutil entre los arbustos. Un destello azul. Jazmín levantó la vista.

Entre las sombras del bosque, lo vio.

Era pequeño, un poco más grande que un Bulldog Francés, pero con la silueta elegante de un zorro. Su pelaje era de un azul claro, reflejando la luz de la luna aún cuando el sol no se había ocultado del todo. Tenía orejas largas y puntiagudas, y sus cachetes regordetes le daban una expresión curiosa y amigable. Pero lo más impresionante eran sus dos colas, suaves y esponjosas, que se movían con un ritmo casi hipnótico, como si contuvieran en su vaivén el secreto de Estelaria.

El ser la observaba con ojos brillantes, llenos de inteligencia y misterio, como si supiera por qué Jazmín estaba allí. No emitió sonido, solo se acercó lentamente, con una cautela respetuosa.

Jazmín contuvo la respiración. No supo si debía moverse, hablar, o simplemente quedarse quieta. ¿Era una criatura mágica, algo que los libros antiguos describen? ¿O solo un animal desconocido que había encontrado refugio en el pueblo olvidado?

Con un pulso acelerado, Jazmín extendió la mano con cuidado.

El pequeño ser no huyó. En cambio, inclinó la cabeza, permitiendo que sus orejas tocaran sus dedos. Eran suaves como la brisa, cálidas como la promesa de algo bueno. Jazmín sintió que un peso que había llevado durante días—meses, años—se disipaba por un instante.

El animal cerró los ojos, disfrutando el contacto. Un gesto simple, pero lleno de significado. Jazmín levantó su mano un poco más y la apoyó sobre su cabeza, sintiendo su cálido pelaje. Por primera vez en mucho tiempo, su respiración se relajó.

Y entonces, algo cambió.

Un viento repentino agitó las hojas. La criatura se erizó. Sus colas se arquearon con gracia, como si percibiera algo que Jazmín no podía ver. Antes de que pudiera reaccionar, el pequeño ser giró sobre sí mismo y corrió hacia los arbustos.

Jazmín se levantó de inmediato, queriendo detenerlo. —¡Espera!— quiso decir, pero no pudo.

Porque aquella criatura no pertenecía a su mundo. Solo había estado allí por un instante fugaz, como un susurro que el arroyo guardaría en su corriente.

La pequeña figura se desvaneció entre la niebla, como si jamás hubiera estado allí.

Pero Jazmín lo sabía.

Lo había sentido.

Y en su corazón, aquel instante quedaría grabado para siempre.

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Alma Raquel Alonso Lucena
Alma Raquel Alonso Lucena
 · 06/06/2025
Un personaje que llegó a cambiar, el estado anímico de una persona, es muy interesante.
Por cierto, que linda imagen colocaste.
Ojalá prosigas con la historia en otro momento. Te dejo una luz.
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