En el biopic de Chaplin (Richard Atteborough, 1992) hay una secuencia dedicada a la creación del personaje de Charlot. En ella, Chaplin cuenta primero una historia idílica, donde selecciona poéticamente uno por uno los elementos del vagabundo, pero luego pasa a la versión realista, tomando de aquí y de allá, a pocas horas previas de entrar a un vertiginoso rodaje. En el tercer episodio de la bioserie de Chespirito se opta por asumir la primera manera de contar las cosas.
Para la creación del Chapulín Colorado se opta por la licencia creativa, la leyenda y la anécdota antes que por una mirada realista y quizá más tediosa y menos dramática. Lo mismo se puede decir con el paralelismo con el viaje a Acapulco que, para efectos de la serie, es el momento del rompimiento del grupo. Estas dos etapas de Chespirito permiten contrastar dos vínculos traicionados por Gómez Bolaños: con su esposa Graciela y con Mariano Casasola (el equivalente en la ficción de Enrique Segoviano), director de sus programas televisivos.
El ritmo acelerado de los primeros dos episodios va modificándose a uno más pausado, favoreciendo al dramatismo y también la observación de detalles del diseño de producción al replicar la creación de los personajes de Chespirito. Parece que, de aquí en adelante y ante la posible polémica con algunos involucrados, este cambio de ritmo como la licencia creativa serán el camino a seguir; lo que permite el lucimiento de las actuaciones, al cotejar situaciones de bienestar con el conflicto y la comprensión de la lógica interna de personajes antagonistas.
Lo más buscado
No se encontraron resultados
Escribir un artículo
Iniciar discusión
Crear una lista
Subir un video
¡Comparte lo que piensas!
Sé la primera persona en comenzar una conversación.