PELICULA CONTAGIO 


Contagio, una Profecía en Pantalla Grande.
La película Contagio (2011), dirigida por Steven Soderbergh y respaldada por un elenco estelar que incluye a Matt Damon (conocido por la saga Bourne), Gwyneth Paltrow (Shakespeare enamorado), Kate Winslet (El lector), Marion Cotillard (La vida en rosa), Laurence Fishburne (Matrix), Jude Law (El talento de Mr. Ripley) y Bryan Cranston (Breaking Bad), nos sumerge en una historia impactante y aterradora. Esta cinta nos muestra de forma anticipada y muy escalofriante los efectos que puede tener en la humanidad un virus tan letal que puede propagarse y contagiarse a través del aire; una vez contagiado, no existe escapatoria a una muerte segura e inevitable.

Mientras vemos la película, no podemos evitar preguntarnos si el director ya presentía la llegada de una pandemia global (como la que vivimos en 2019) o por qué su obra es un retrato casi idéntico de una serie de eventos que marcarían para siempre la historia de nuestro mundo conocido 8 años más tarde. Este film no solo acertó en la rapidez de la propagación global, debido a la existencia de medios de transporte masivo más veloces que en la pandemia de 1918, el pánico y las reacciones sociales, sino también en el escalofriante detalle del origen del virus: un murciélago, un cerdo y un mercado, una secuencia que nos alarmó por su parecido con los primeros reportes de la pandemia real.

Steven Soderbergh nos recuerda que, por mucho que nos neguemos a esa posibilidad (aun cuando remotamente lo imaginábamos), seríamos víctimas de un suceso tan catastrófico y de consecuencias económicas tan devastadoras. A pesar de haber leído sobre la pandemia de gripe española de 1918, que cobró incontables vidas, nos tocaría vivirla en carne propia: la pérdida de familiares y seres queridos, el cierre de escuelas, la escasez de alimentos y productos, el pánico colectivo, la cuarentena y la espera por una vacuna que nos parecía que no iba a llegar nunca, etc. Lamentablemente, algunos individuos continúan hoy día actuando como si nada de eso hubiera ocurrido.

Lamentablemente, en la pandemia que nos tocó vivir, la actividad de algunos blogueros y personas mediáticas desinformando y descalificando los esfuerzos de la ciencia en el desarrollo de la vacuna se asemeja al personaje Alan Krumwiede (Jude Law). Este individuo, que a pesar de desaconsejar la vacunación, promovía la Forsythia como la única cura, aprovechándose así de la desinformación y el desconocimiento general. Esa tal Forsythia era en realidad un extracto de una planta asiática que sirve para desinflamar, pero que en ningún caso se ha probado como cura de alguna gripe o enfermedad respiratoria. Cuando él salía a la calle se le veía el temor a contagiarse al usar un traje tipo astronauta de plástico con un casco medio cuadrado que no creo que le protegiera realmente, ya que él era inmune al virus.

No, amigos lectores, Contagio no fue solo una película, ¡fue una profecía! Fue casi como vernos al espejo, nos mostró lo que puede ocurrir en una pandemia con una precisión asombrosa y aterradora. Nos enseñó la otra cara de la sociedad, de los gobiernos y de los cuerpos del Estado, de la ciencia y el uso de la desinformación, incluso antes de que todo se presentara.

La similitud con la pandemia de 2019 fue tan extrema que podemos ver en varias escenas a Matt Damon y su familia desinfectando mesas, teclados, agarraderas de puertas, etc., y lavándose las manos meticulosamente como lo enseñaban en la pandemia de COVID-19.

Para todos aquellos que nacieron después del 2019, esta película se convierte en el manual obligatorio para entender la locura de una pandemia. Debido a la desesperación, cuando no había acceso a un médico aparecían los brujos y curanderos, cada uno con su propia receta, como si fuera una cura milagrosa. En medio de esa locura, no faltaron "recetas" donde se nos indicaba tomar ocho gotas de creolina en un vaso de agua cada dos meses, un "santo remedio" que, supuestamente, evitaría el contagio de coronavirus; una idea tan descabellada como peligrosa, que tristemente, algunos consideraron una opción ante la falta de orientación médica.

Y mientras el mundo luchaba contra el caos y la desinformación, hubo héroes silenciosos que, como en la película, estuvieron en la primera línea. Me refiero a los enfermeros, camilleros y el personal de limpieza hospitalario, figuras a menudo poco reconocidas y con sueldos muy bajos en el ámbito médico. Ellos, más allá del cirujano o el especialista, fueron quienes permanecieron al lado del paciente, día a día, desde su ingreso hasta su recuperación y alta. Su trabajo, que implicó una exposición constante a un peligro inminente de contagio, no fue bien reconocido, incluso enfrentaron dificultades para llegar a sus puestos de trabajo, a pesar de su invaluable entrega en momentos de tanta incertidumbre y miedo.


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