Batman & Robin: el declive que obligó a la reinvención  

El primer Batman que conocí fue aquel interpretado por Adam West en la serie de la década de 1960 que transmitían constantemente por televisión abierta durante mi niñez. Este héroe enmascarado estaba acompañado de su escudero Robin, interpretado por Burt Ward, cuyas identidades secretas correspondían a un millonario y su joven pupilo, quienes a su vez eran procurados por la tía Harriet y el discreto mayordomo Alfred. La serie era narrada en un tono de comedia y los villanos fueron interpretados por primerísimos actores: César Romero se volvió icónico con su interpretación del Guasón (Joker); Burguess Meredith, aquel entrañable entrenador de Rocky Balboa, encarnó a un neurótico pero simpático Pingüino; Carolyn Jones, conocida por muchas generaciones por haber interpretado a Morticia Addams, interpretaba a Marsha, por mencionar unos cuantos. Eventualmente, apareció Batichica (Batgirl), un refuerzo femenino, interpretado por Yvonne Craig, para aquel dúo dinámico que se desarrollaba en un universo a gogó y de cómic, eso sí, muy familiar todo el asunto. La identidad de esta heroína correspondía a Bárbara Fierro (Gordon), hija del comisionado de Ciudad Gótica, secreto que también resguardaba el mayordomo Alfred.

César Romero como Joker
Carolyn Jones como Marsha
Burgess Meredith como Penguin

A finales de los años ochenta llegaría la era de Tim Burton y Batman se volvería un ser más oscuro y solitario, cuyos padres fueron asesinados por un asaltante y no hubo tía Harriet que se hiciera cargo. Burton tiene la virtud de envolver el melodrama en trajes oscuros, estilo que lo ha hecho emblemático y redituable. En sus dos entregas, al igual que en la serie sesentera, los villanos resultarían memorables. Destacan Jack Nicholson, con su sarcástico y desenfrenado Guasón, y la hasta ahora insuperable Gatúbela (Catwoman) de Michelle Pfeiffer.

Jack Nicholson como Joker (1989)
Michelle Pfeiffer como Catwoman (1992)

Para la tercera entrega de esta nueva era (Batman Forever, 1995), Joel Schumacher vendría al relevo como director y Val Kilmer sería el nuevo Batman. En esta ocasión, la estética y la trama se apegarían a la serie animada de los años noventa y se detendría a contarnos el origen de la relación entre Bruno Díaz (Bruce Wayne) y su protegido Ricardo (Dick), joven trapecista que pierde a su familia en un criminal atentado. Los villanos estuvieron a cargo de un elenco multiestelar: Jim Carrey como El Acertijo (The Riddler), Tom Lee Jones como Doble cara (Two-face), Drew Barrymore como Sugar y Nichole Kidman como la Dra. Chase Meridian, todos ellos en un gran momento de sus carreras. El tema “Kiss from a rose”, interpretado por Seal, es recodado hasta nuestros días. Esta película tuvo una buena recaudación en taquilla, pero las críticas fueron mixtas, hubo renuencia por parte de los fanáticos de Burton y de la interpretación de Michael Keaton como Batman.

Póster de Batman Forever (Joel Schumacher, 1995)

El declive de esta franquicia vendría con la segunda entrega de Schumacher, Batman & Robin (1997). Llegaría un nuevo Batman. El elegido fue George Clooney, quien era en aquella época tremendamente popular por su papel del doctor Doug Ross en la serie televisiva ER. Sinceramente, la elección parecía acertada. Clooney tenía el porte y la galanura que requiere el personaje de Bruce Wayne. Chris O’Donnell repetiría como Robin.

La puerca torcería el rabo, como decimos los mexicanos para indicar que algo se complica, con el resto de las decisiones del reparto y un guion fallido. Los villanos serían Hiedra Venenosa (Poison Ivy) y el Capitán Frío (Mr. Freeze), interpretados por Uma Thurman y Arnold Schwarzenegger. Hiedra Venenosa fue una villana que no apareció en la serie televisiva de los años sesenta, aunque tuvo presencia en varios episodios de la serie animada, por lo que los fanáticos más jóvenes la ubicaban. Uma Thurman ya tenía una trayectoria respetable: Dangerous Liaisons (1988), Las Aventuras del Barón Munchausen (1988) y la celebradísima Pulp Fiction (1994). Su interpretación de la ecologista radical fue aceptable sin ser sobresaliente en comparación con Kidman y Pfeiffer en las entregas previas.

Schwarzenegger nunca fue buen actor, lo suyo son las escenas de acción y, aunque en Terminator (1984) interpretó a un villano, éste no hablaba mucho. Los parlamentos de Schwarzenegger resultaron lamentables, nunca logra conmovernos como el médico obsesionado con salvar a su esposa, mantenida viva criogénicamente, de su enfermedad terminal. Por último, Alicia Silverstone se sumaría para interpretar a Batichica. En esta versión no sería la hija del comisionado de la policía, sino la huérfana sobrina de Alfred. Su interpretación no logró conectar con las audiencias. Mención aparte mereció el vestuario que hipersexualizó a los héroes masculinos y no favoreció a la silueta de Silverstone.

El guion intentó acercarse más al tono cómico e infantil de la serie de los años sesenta. Sin embargo, la audiencia ya era otra que estaba más casada con las entregas de Burton, la serie animada de los años noventa y, por supuesto, los comics. Lamentable resulta la escena donde, en una subasta, Batman y Robin se disputan una cita con Hiedra Venenosa y el murciélago presume su tarjeta de crédito de Ciudad Gótica.

Escena de Batman & Robin (Joel Schumacher, 1997)

No hubo un adecuado desarrollo de los conflictos, los cuales se resolvieron de manera abrupta. El génesis de Batichica resultó bastante desangelado: simplemente su tío Alfred supuso que ella descubriría la baticueva y ya le tenía un traje listo, aunque no a su medida.

La consecuencia de estos desaciertos fue una taquilla que decreció semana a semana después de su estreno. Lo rescatable fue que The Smashing Pumpkins estuvo a cargo de la canción principal.

En conclusión, el fracaso de aquella cuarta entrega de Batman se debió a un desafortunado elenco de villanos, personajes que son la columna vertebral de las tramas, quienes no lograron conectar con la audiencia y que el torpe tono de comedia “familiar” no agradó, haciendo corto circuito con un vestuario más que sugerente. Por cierto, ya nadie recuerda aquel intrascendente Bane interpretado por Robert Swenson. Tal vez el aspecto positivo fue que Warner Bros. hizo una pausa con esta franquicia para que ocho años más tarde llegara Christopher Nolan con su profunda reinvención del héroe murciélago.

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