Natasha Lyonne comenzó su carrera en el cine independiente durante los años noventa y, tras consolidarse en papeles de comedia y drama, se convirtió en una figura destacada de la televisión contemporánea. Conocida por trabajos como Orange Is the New Black y Russian Doll, ha combinado la actuación con labores de escritura, dirección y producción, desarrollando proyectos en los que su visión creativa tiene un rol central. Su trayectoria se caracteriza por una construcción personal de personajes y narrativas que transitan entre lo popular y lo experimental, manteniendo colaboraciones en distintos géneros y plataformas audiovisuales.