Me casé con una bruja (1942)

En 1672, dos brujas (Jennifer y su padre Daniel) fueron quemadas por el puritano Jonathan Wooley. En venganza, Jennifer maldijo a todas las generaciones futuras de la familia Wooley, de que los hijos siempre se casarán con la mujer equivocada y serán miserables. En el siglo XX, un relámpago libera a Jennifer y a su padre del árbol que había mantenido prisioneras sus almas. Jennifer asume una forma corpórea y decide convertirse en el prometedor político Wallace Wooley, y luego, infelizmente comprometido, es aún más miserable al hacer que se enamore de ella antes de su boda. Wallace es una flecha recta, sin embargo, y Jennifer tiene que recurrir a una poción de amor. Como todos sabemos, las pociones de amor tienden a ser contraproducentes, con resultados cómicos.