Hellboy & Sons: Requiem for a devil

¿Qué es lo que hace un hombre a un hombre? Mi padre, así como mi excompañero, el agente John Myers me dijeron eso alguna vez en la vida. Han pasado casi 20 años desde mi enfrentamiento con el Príncipe Nuada y su Ejército Dorado, y honestamente aún no perdono a Liz por haber derretido la corona. Ese ejército nos podría haber sido de utilidad pensándolo bien.

En fin, mi vida con mi familia, que básicamente es el cerebrito de Abe Sapien, el bocazas de Johann Kraus y su trasero ectoplasmico y sin olvidar el amor de mi vida más ardiente del planeta Liz Sherman, y obviamente nuestros dos monstruos, cariñosamente llamados Surt, el más rudo del dúo, y Onibi, el más disciplinado y nerd de todos, y en los últimos años le ha dado por ser un “utaku”, “otaki”, no sé qué rayos, pero le gustan los dibujos animados en japonés, los niños de ahora.

Los dos heredaron los poderes procinéticos de su madre, espero que no su mal temperamento, ya que uno de esos chamuscó a la parrilla media ciudad, un hospital psiquiátrico y una cueva repleta de sabuesos infernales. Aunque también hice mi parte al hacerlos tan guapos y atléticos como su viejo, rojos con cuernos como para usar como dagas y mis tatuajes, Surt lo tiene en el derecho, mientras que Onibi lo tiene en el izquierdo. Sin embargo, no tuvieron la suerte de heredar mi manopla favorita del destino. Esas y otras varias razones han sido las más obvias de por qué los educamos en casa. Dudo que los colegios quieran aceptar un par de demonios traviesos en su clase, tendríamos nuestro trasero en los noticieros por años.

-¿Noche de Paz o Noche de Horror?

Podría decirles que nuestra Navidad más reciente fue de la más pacífica, pero desafortunadamente no fue el caso. Mientras estábamos en cubierto en la venta de comida para Navidad, escuchamos en una de las casas una pobre mujer siendo atacada por ese miserable que se hace llamar la sombra de Santa Claus, Krampus. En el momento en que llegamos, encontramos al pobre bastardo de su marido y el hijo mayor, azotados hasta morir, con lo que parecía un látigo repleto de espinas. Ni siquiera pudimos tener una Navidad feliz y libre de infelices sobrenaturales.

Decidimos buscarlo en su escondite, cerca de lo que parecían las ruinas de la casa de Baba yaga, una vieja enemiga de mis días con la B.P.R.D. Sin embargo, cuando lo encontramos en su guarida, encontramos montones de cajas de regalos repletos de restos de presas viejas y nuevas, además de un pentagrama con una ilustración ensangrentada de mi mano derecha de piedra.

Después de un duro combate entre el adefesio de Krampus, sus lacayos carnívoros, contra mí y mis hijos, Krampus finalmente cayó derrotado después de ser incinerado por mis hijos y derribado por mi súper uppercut con la mano de piedra, aun así antes de partir a los profundos infiernos, me dio una advertencia tenebrosa que aún me atormenta desde mi nacimiento. “Anung Un Rama, me temo que tienes un fin del mundo pendiente para la humanidad y solo te queda hasta este Año Nuevo. Afortunadamente, yo solo fui tu calentamiento. HAHAHAHAHAHA HURRRGGHHHH!"

Hacía mucho tiempo que un monstruo no me alteraba tanto como lo hizo ese día de Navidad. Desde hace el combate contra el imbécil de Rasputín en las profundidades del cementerio de Sebastián Plackba No.16 en Moscú y el breve encuentro con el Ángel de la Muerte, la profecía de mi transformación en el Príncipe de las Tinieblas se ha mantenido vigente, retrasándose una y otra vez como si fuera una cuenta pendiente con el mundo sin límite de tiempo alguno.

¿7 días para que desate el fin del mundo otra vez? Esto parece que mejora cada vez más conforme el tiempo pasa.

Después de contarles de mi inevitable destino a mis compañeros y Liz, Abe Sapien decidió poner manos a la obra e investigar cómo usualmente lo hace cada vez que enfrentamos una nueva amenaza. Entre la información que encontró en un libro de la profecía de Anung Un Rama, Abe encontró algo que podría ayudarnos, pero con la pequeña posibilidad de que se salga de control. Al parecer, según ese libro, soy la mitad humana de parte de mi madre, Sarah Hughes, una desafortunada monja que fue visitada por un demonio llamado Azael y fue llevada al infierno a la fuerza para engendrarme a mí.

Encontró que también hay una forma de prevenir que me convierta en el Príncipe de las Tinieblas. Esta viene siendo el separar mi parte humana de la demoniaca, pero con un par de riesgos a la mano. Entre ellos se encuentra la posibilidad de que mi parte demoniaca se salga de control y termine destruyendo el mundo con sus manos, además de despertar nuevamente a los 7 Dioses del Caos, de forma resumida, estaría haciendo lo que Rasputín me dijo que hiciera.

En ese momento tuve que decir la opción nuclear para usar en el caso de que todo fallara.

------¿Recuerdan al duende sin piernas que construyó al ejército dorado? ¿Además de la pinta de lanza que le dimos cuando la muerte me lo quitó del pecho? Tiempo después regresé a la cueva para pedir una parte de la punta de la lanza y creé una bala con esa punta. Si todo sale mal, quiero que me disparen a mí y a mi parte demoniaca en el corazón.-----------

-------Rojo, ¿Estás demente? ¿Por qué aceptaría a usar la misma arma que casi te aleja de mí? —dijo Liz----

-------Un momento, frau Sherman. Nuestro gran mono rojo tiene razón. En el caso de que todo salga mal, alguno de nosotros tendremos que acabarlo con esa punta mientras sea mortal. Si se convierte en el destructor de mundos, ni siquiera sus diabólicos kinder tendrán oportunidad de derrotarlo, Kraus----

------¿Seguro de qué quieres hacerlo de esta forma, Rojo? De todos modos guardamos las cadenas que Rasputín usó para contenerte en el mausoleo debajo del cementerio Sebastián Blascba No.16.----- —dijo Abe Sapien-----

-----Tengo que hacerlo por ustedes, además, si de alguna forma lo paramos, de todas formas será mi destino cumplirlo. Si necesito estar en manos de la muerte para que estén a salvo, haré lo que necesite hacer. -----les dije a todos en un tono sombrío.------

------¿Por un momento en la vida podrías dejar de hacerte el héroe solitario? -dijo Surt mientras golpeaba la pared con mi revolver Samaritan--------

------Te apoyamos la mayor parte del tiempo, y aunque la verdad me peleó con Surt como un mal hábito, estoy de acuerdo en decir que no deseamos ni queremos matarte, ni de broma. Preferiría intentar detenerte a golpes si lo necesito hacer. —dijo Onibi mientras sus ojos se llenan de lágrimas y lentamente estas se convierten en vapor.----

------Está decidido, admito que a papá no le agradaría esta idea tampoco, pero el Ángel de la muerte dijo claramente que mi destino es traer destrucción al mundo. Esta vez Myers ni Rasputín podrán hacer nada para detenerme o distraerme. Necesito quitarme este maldito demonio de mí, y ya que es parte de mí, puedo encadenarlo con los grilletes de Rasputín o dispararle con la punta de lanza del príncipe, directo al corazón. ¿Además, a quién echará de menos a un demonio de 2 metros que no puede caminar como un ser humano entre la gente sin que lo señalen como un monstruo? Fuera de ustedes, nadie más. Solo prefieren a alguien como *Lobster Johnson, mi héroe de la infancia. Él al menos lucía como un humano después de todo.------

*Lobster Johnson: Un héroe justiciero de los 30 del universo de Hellboy, que peleaba contra gánsteres en Nueva York y sus últimas misiones fueron durante la Segunda Guerra Mundial antes de caer en combate en una misión en 1939.

Rompiendo la corona de fuego

Y así fue como la decisión tomó lugar, con su narrador de piel roja atado de pies cabeza en los restos de la mesa redonda del Rey Arturo, Abe Sapien preparándose para iniciar el conjuro, mis hijos con 2 de sus armas listas y cargadas con la bala letal, Johann Krauss se prepara para entrar en mi cabeza para extraer al demonio y mi querida Liz sostiene una versión flamante de la Lanza del Destino en el caso de que las balas modificadas no surtan efecto en mi versión demoniaca.

Es el atardecer del séptimo día antes de que mi parte demoniaca se despierte nuevamente para cumplir su deber y estoy asustado por primera vez en mi vida, y porque voy a morir, si no porque a diferencia de mi batalla contra Grigory Rasputín, ningún rosario o memorias de mi padre podrán detener al demonio.

Las nubes empiezan a cubrir el cielo nocturno, la luna empieza a tornarse roja una vez más, las marcas de mi Brazo Derecho empiezan a brillar con el color de las llamas infernales y mi corona de llamas junto con mis cuernos crecientes comienzan a decorar mi cabeza.

Al mismo tiempo que Abe Sapien comienza a decir las palabras para empezar la separación, mi cuerpo comienza a perder el control de sí mismo. Pero en el momento en el que me estoy liberando, Johan Krause entra en mi cabeza en su forma de ectoplasma para mantenerme quieto y al mismo tiempo empezar a arrancar el demonio en mí.

Jamás había sentido un dolor tan horrible en mi vida, no desde la vez que la punta de lanza del príncipe Nuada se acercaba peligrosamente a mi corazón. Sentía como si estuvieran arrancando mis órganos de un solo tirón y al mismo tiempo como si me estuvieran rajando con navajas al rojo vivo en todas partes.

Cuando el eclipse de Luna llegó a su punto, mi mano derecha de la perdición se apagaba y los cuernos se convertían en polvo rojizo mezclado con ceniza ardiente. Al fin recuperé el control de mi cuerpo y el dolor se había ido, pero había un problema: mi parte demoniaca al fin estaba libre de mi parte humana y no iba a para hasta que cumpliera su misión.

En el momento, en el que lo empezaron a atacar con las balas modificadas, al mismo tiempo que lo herían, empecé a sentir el mismo dolor que mi contraparte y justo en las mismas partes donde mis hilos le dispararon.

Cuando vio lo que estaba pasando Liz, ella arrojó la lanza del destino para correr hacia mí y abrazarme para contener el dolor, envolviéndome entre sus llamas. Mis hijos y Johan Krauss luchaban por contener a mi parte demoniaca con todo lo que tenían, pero estaban empezando a perder la batalla cuando este se estaba empezando a liberar de las mismas ataduras donde me encontraba yo. En ese momento, le robé el último beso a Liz, y aproveché para sacar de su cinturón el fragmento de lanza del príncipe Nuada mientras me miraba a los ojos fijamente. Joder, Liz. Quisiera no haberte abandonado con nuestros 2 monstruos de esta manera.

Con las últimas fuerzas de mi cuerpo, me levanté del suelo, corrí directamente hacía mi contraparte demoniaca con la punta de lanza entre los dedos de mi mano de piedra, y en el momento en el que se estaba empezando a soltar le clavo la punta en el mismo lugar donde Nuada me apuñaló, pero para terminar el trabajo, arremeto mi puño contra la punta de lanza para clavarla violentamente en el corazón.

Mientras el demonio gritaba con todas sus fuerzas al aire por la agonizante punzada, este poco a poco se comienza a convertir en carbón ardiente, desintegrándose como una estatua de ceniza de Pompeya. El dolor agonizante del corazón que sentí durante el golpe final, se estaba empezando a calmar, pero con él todos mis sentidos se empezaban a apagar.

Comenzaba a sentirme cada vez más cansado, como si, me estuviera dando sueño poco a poco después, de volver de una feroz batalla. Las manos, mis piernas y mi cola empezaban a dejar de moverse, así como mis ojos estaban en proceso de cerrarse.

Liz, Abe, Johan y mis hijos Surt y Oniba me observaban desde arriba viendo cómo estaba a punto de irme, pero Liz estaba intentando traerme de vuelta con pequeñas llamaradas de sus manos en mi pecho y rostro, con lágrimas de dolor y desesperación en sus bellos ojos cafés. Mi hora ha llegado y entre mis amigos, se encontraban detrás de ellos los fantasmas de mi padre, el profesor Broom, Lobster Johnson, y una señora con hábito de monja que no había visto en mi vida. En el momento en el que me estaba empezando a ir, la señora con hábito empezó a acercarse a mí a decirme las siguientes palabras en forma de un leve suspiro. -----Hola, Hellboy. Sé que no me conoces, pero soy tu madre y te estoy esperando. Es ahora de ir a descansar, mi hijo, tu padre nos está esperando.-------

No podía creerlo, mi madre era humana, todo este tiempo supe que tenía algo además de mi mano derecha de piedra y mi corona de fuego, pero jamás me pasó por la mente que sería parte humana.

Mis hijos me decían adiós mientras sostenían mi mano izquierda. Johan me daba una señal de reverencia, Abe Sapien me checaba mis vitales con su sexto sentido y comienza a consolar a Liz. Entre los fantasmas de mi padre y mi madre, emerge de las sobras unas alas con ojos y un rostro cadavérico que no veía desde hace 20 años. Al fin estaba a listo para llevarme entre sus brazos, el ángel de la muerte. Mi pecho empezaba a dejar de moverse junto con mi corazón, mi mano de piedra comenzaba a perder fuerzas para sostener a Liz, y mis parpados cubrían mis ojos como una suave cobija en el rostro. Afortunadamente, para mi padre y para mi excompañero, el agente Myers, decidí terminar mi vida para evitar un inminente Armagedón, me fui al final de todo como un hombre, como un esposo, como un amigo y sobre todo, como un padre de 2 demonios igual de guapos que su viejo pero con la calidez y fuerza de su madre.

Hellboy (Anung Un Rama)

23 de diciembre de 1944 - 10 de agosto de 2028

El diablo guardián de la tierra, amado padre y esposo.

Honestamente, no sé cómo la hubiera hecho del Toro como una tercera parte después del Ejército Dorado, pero uno siempre puede soñar, casi como soñar como pudo haber sido su versión de las Montañas de la Locura de Lovecraft, su Justice League Dark o hasta el spin-off centrado en Abe Sapien, titulada Hellboy: Silverlance.

Pero con su adaptación de Frankenstein en camino, solo queda esperar si al menos nos dan otra temporada del Gabinete de las Curiosidades, por lo menos. Si te gustó el artículo, no olvides tu like, una iluminación si gustas, y por supuesto tu comentario. ¿A algunos de ustedes todavía les gustaría un nuevo Hellboy de Del Toro o por lo menos otra película animada como Sword of the Storms y Blood and Iron?