Desde un principio David Cronenberg demostró ser una de las mentes más lúcidas e intelectuales del terror, utilizando el recurso del body-horror como una herramienta para criticar cuestiones sociales, hablar de elementos psicológicos en los vínculos humanos y por último, donde me voy a centrar, en poner en discusión la relación entre nuestro cuerpo y la tecnología. Las dos películas centrales para pensar esto son Videodrome (1983) y eXistenZ (1999).
Videodrome es una tesis que explora no solo la televisión sino el consumo de entretenimiento que tenemos, la “sobre estimulación” a la que se decía estar expuestos en los 80… si nos miraran hoy en día… la hipocresía de las figuras mediáticas que critican y censuran la violencia gráfica en TV, pero después son los primeros que nos venden el morbo, el sensacionalismo.
Se plantean estos debates ancestrales sobre si la exposición a contenido explícito en la TV insensibilizan al público a la violencia o deshumanizan estos actos. No hay una respuesta concreta sobre esto.
Nos hace acompañar a un personaje amoral que busca aumentar el rating de su canal mostrando contenido impactante y provocativo. En esta búsqueda se cruza con Videodrome, un canal pirata que contiene videos snuff de tortura. ¿Cronenberg predijo la deep web?
A partir de esto se nos hace un planteo filosófico ¿Es la televisión la retina de la mente? ¿Las imágenes que vemos en la pantalla no son acaso un reflejo de nuestras propias fantasías inconscientes más oscuras? La televisión toma un lugar corporal, late, está viva y es parte de nosotros.
El body-horror nos muestra esta cercanía y fusión que tenemos con los productos que creamos.
En el caso de eXistenZ en 1999 hace una increíble critica muy adelantada en el tiempo a los videojuegos, pone a la consola de juegos como una extensión del cuerpo conectada a través de lo que parecen cordones umbilicales que entran en un orificio pseudo-anal en la columna vertebral, vemos una relacion simbiotica de la consola con nuestro cuerpo.
En los videojuegos construimos una realidad imaginaria para satisfacer y vivir nuestras fantasías. Entramos en plano de existencia virtual y nos metemos más y más profundo hasta que ya no sabemos cuando estamos jugando y cuando viviendo.
Quedan varios interrogantes planteados desde estas obras, hoy en día podemos pensar en la nueva carne con el celular, que la mayoría vivimos como una extensión propia del cuerpo. Somos víctimas de la nueva carne, una ideología que tenemos incorporada y damos por sentado, cada día ejercemos sin darnos cuenta nuestra relación cada vez más intensa con lo tecnológico.
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