Deadpool & Wolverine (2024): muchas películas 

Se estrenó Deadpool & Wolverine (Ídem). Para mucha gente, desde el prejuicio, esto no signifique más que otro gesto de la industria para vender muñequitos. Y para otra mucha gente, desde la exageración y las emociones desbordadas, represente el evento más importante de su vida. Como sea, las películas actuales de superhéroes son más importantes de lo que parecen a simple vista, porque integran múltiples variantes que sintetizan algunos de los problemas y los aciertos del cine del presente. Si bien todas estas cosas las podríamos decir con cualquier otra película de Marvel, lo cierto es que Deadpool & Wolverine es mucho más cristalina con relación a lo que funciona y a lo que no, a lo que es funcional y a lo que es puro adorno. Porque en Deadpool & Wolverine no hay una película, sino muchas.

La película de la taquilla. Las películas de superhéroes, a partir de la creación del Universo Cinematográfico de Marvel, se convirtieron en el centro de la industria. Durante algo más de una década (hasta Avengers: Endgame -Ídem- más o menos) cada uno de los estrenos generó gran expectativa y ocupó múltiples salas. Por eso los superhéroes no sólo arrasaron a los villanos y a las ciudades, que destruían para eliminar a los villanos, sino también -y a su manera- a la propia industria. Porque la distribución y exhibición de cine se fue atomizando cada vez más, concentrándose en esos estrenos que resultaron salvadores para las salas, algo que se profundizó en la post-pandemia. Además, las películas de superhéroes concentraron todos los géneros (se podría decir que son películas degeneradas, porque no tienen un género en sí), integrando en sus esquemas tanto a la comedia, como a la aventura, a la ciencia ficción, a la acción, al melodrama… Sin embargo era sabido que ese fenómeno en algún momento iba a agotarse o, al menos, a estancarse. Y eso un poco pasó en los últimos años, donde el recambio de superhéroes y de casting no colmó los objetivos planeados, y Marvel ensaya por estos días una suerte de volantazo. Deadpool & Wolverine representa precisamente esa voluntad de la compañía por retomar el centro de la industria. Una película-evento, que recupera a uno de los intérpretes emblema de estas extensas sagas (Hugh Jackman) y a un personaje que no le pertenecía del todo y ahora se integra definitivamente (Deadpool). La operación, entre la nostalgia y la novedad, por lo visto en los números de la taquilla, le ha funcionado a Marvel. Veremos más adelante si es un reimpulso o apenas un evento esperado que no generó herencia.

La película de la guarrada. Cuando Deadpool llegó al cine de la mano de Ryan Reynolds y bajo el ala de FOX, el personaje se presentó con su insoportable catarata de comentarios ingeniosos y una actitud distanciada como de “soy un superhéroe pero no soy una de superhéroes”. Esa indefinición en el tono fue lo que la volvió, sobre todo a aquella película, una experiencia fallida: ¿cómo ser un film cínico mientras se abrazan los lugares comunes del género? Imposible. Deadpool (Ídem) sirve de ejemplo. Pero cuando Disney compró FOX, uno de los debates fue cómo iba a hacer Marvel (que pertenece a Disney) para integrar un personaje tan malhablado y virulento al mundo mágica de copo de algodón de la casa del ratón Mickey. La primera operación inteligente fue poner detrás de cámaras a un director absolutamente impersonal como Shawn Levy, pero que es poseedor de una artesanía y experiencia como para hacer una película tan invisible como efectiva. Finalmente Deadpool & Wolverine es una película guarra y violenta, aunque eso le signifique un inconveniente: en reiteradas ocasiones la acción se demora en demasiadas acotaciones metadiscursivas respecto de lo guarro que está siendo todo. Como si la película sobreactuara el gesto para demostrar hasta dónde puede llegar. Cuando pasa esto, en verdad, lo que queda en evidencia es que la supuesta irreverencia no es más que una pose. Un poco como le pasaba a Barbe (Ídem) con sus chistes sobre Mattel.

La película del evento. Cuando se estrenó Spider-Man: sin camino a casa (Spider-Man: no way home) éramos bastante conscientes de que estábamos asistiendo a una suerte de película-evento, en la que iban a aparecer múltiples personajes del pasado. E incluso varios intérpretes que habían interpretado al mismo personaje en el pasado. La película funcionó sobre eso y fue un verdadero suceso, el último gran éxito comercial de Marvel (aunque en verdad fue de Sony). Deadpool & Wolverine parecía tener otros objetivos: como dijimos, integrar al malhablado Deadpool al Universo Disney, y recuperar a Hugh Jackman con su icónico personaje. Parecía que todo se agotaba ahí mismo, pero la película se las ingenia para sumar también su extensa lista de cameos dispuestos para el aplauso del fandome. A esta altura estas apariciones estelares, propuestas como pequeños guiños con posibilidad de futuro (son como un test en vivo y en directo: imagino a los ejecutivos estudiando la reacción de los fans), nadie puede reprochar que las películas de Marvel se expandan y agoten sobre sí mismas. Pero sí tal vez es poco interesante la manera en que los personajes son sumados, como excusas de guión que vuelven todo bastante poco fluido. O las películas en meras excusas para sumar personajes.

La película de la nostalgia. Obviamente que un punto de interés de la película es ver de nuevo a Hugh Jackman. Ya mencionamos este punto antes, pero merece un párrafo aparte porque esconde un significado. El actor australiano está dentro del género desde fines de los 90’s, cuando se hizo la primera adaptación de los X-Men. Interpretó al personaje varias veces, en películas grupales y en películas individuales, algunas de ellas decididamente pésimas. Sin embargo tuvo una gran despedida con Logan (Ídem), que es tranquilamente una de las mejores películas del género de superhéroes. Un western terminal, con personajes que se hacían cargo de que estaban más cerca de la muerte que de la vida. Parecía una despedida, de hecho el actor anunció que nunca más iba a interpretar a Wolverine, pero o el dinero o la necesidad de recuperar protagonismo o un Universo Marvel que lo sedujo, ya que que Jackman había participado lateralmente, lo cierto es que se dio el retorno. Y es, nuevamente, uno de los puntos altos de Deadpool & Wolverine. Jackman es muy buen intérprete y con Wolverine encontró el personaje de su vida. Hay dos escenas, dos extensos monólogos del personaje, en las que parece dejar el cuerpo. Y lo hace con una entrega que emociona. Más allá de que su inclusión en la trama luzca bastante antojadiza, una vez que Logan está de nuevo entre nosotros, la película crece porque incorpora un nivel de aspereza que carecía. Y que el género precisa. Pero, como decíamos, la presencia del actor esconde un significado: que el público de las películas de Marvel ya no se encuentra entre los jóvenes, sino entre los treintones y cuarentones nostálgicos.

La película de la película. Mientras todo esto -y más cosas- se va ensamblando dentro de Deadpool & Wolverine, la película tiene que hacer el esfuerzo por parecer una película. Y a veces lo logra y a veces no, embarullándose o volviéndose demasiado barroca o poco fluida con la cantidad de elementos que debe disponer. Porque muchas veces lo que introduce se suma correctamente a la trama central, pero en ocasiones parece un puro capricho. O una necesidad comercial. O una sumatoria de elementos dispuestos por un grupo de ejecutivos que saben de cine lo que yo sé de fusión nuclear. En ocasiones Reynolds, que evidentemente disfruta de la verborragia de su personaje, parece estar jugando a ver cómo es hacer una película de superhéroes. Eso se nota en la secuencia plagada de cameos, donde la autoconsciencia habitual se agiganta por presencias que son externas a la trama. Es también el momento donde mejor funciona la autoconsciencia del personaje, donde cada una de las criaturas que aparecen en la pantalla se vuelven muñequito articulado. Esa apuesta lúdica que las películas de Marvel, demasiado auto-importantes, habían perdido en el camino.

En definitiva hemos hablado aquí de dinero, cuestiones empresariales, compañías, fandome, ejecutivos y demás. Con tanto detalle más administrativo que cinematográfico, no podía ser de otra manera que el verdadero villano de Deadpool & Wolverine sea un burócrata.

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