De la tragedia a la comedia en Anora (Sean Baker, 2024) 

Desde su estreno en el Festival de Cine de Cannes, donde obtuvo la Palma de Oro, Anora viene siendo ampliamente aclamada. Dirigida por Sean Baker, conocido por su enfoque en historias marginales y realistas –y referencia del cine indie estadounidense–, la película ofrece una mirada sobre el trabajo sexual, el poder y finalmente también, el amor.

La trama sigue a Anora "Ani" Mikheeva (interpretada por Mikey Madison), una bailarina exótica de 23 años que trabaja en los clubes nocturnos de Brooklyn y que prefiere el “Ani” al “Anora” porque oculta mejor su ascendencia rusa. La vida de Ani da un giro cuando conoce a Vanya, el jovencísimo hijo de un ruso adinerado, poderoso y reconocido, del que nunca sabemos realmente a qué se dedica. Lo que comienza como una relación transaccional evoluciona hacia un vínculo aparentemente más profundo, boda impulsiva en Las Vegas de por medio. Sin embargo, la intervención de los padres indignados de Vanya intentará anular el matrimonio, llevando a Ani, junto a tres matones enviados por la familia, en busca de su novio perdido por la ciudad.

Sean Baker, conocido por Tangerine y The Florida Project, continúa su tradición de explorar las vidas de personas en los márgenes de la sociedad estadounidense. Para garantizar una representación precisa, el equipo de producción contó con la colaboración de ex trabajadoras sexuales como consultoras. Por su parte, la cinematografía de Drew Daniels captura la esencia de Brooklyn y Coney Island, fusionando elementos del cine de los años 70 con una estética contemporánea. Según un artículo de Vanity Fair, Daniels y Baker buscaron crear una atmósfera que reflejara la complejidad y dualidad de la vida de Ani.

Uno de los aspectos más interesantes de Anora es su tratamiento del humor. A pesar de la crudeza de la historia, la película incorpora momentos de comedia que humanizan a estos personajes por momentos absurdos. Baker logra encontrar humor en los contrastes de clase y en la ingenuidad de los personajes. La relación entre Ani y Vanya, por ejemplo, está llena de momentos irónicos que resaltan tanto la desconexión como la química entre ambos. Y sobre todo, el humor aparece en el vínculo inesperado entre Ani y uno de los matones, Igor, que oscila entre lo turbio, lo gracioso y lo tierno. Al respecto del vínculo entre la protagonista y estos hombres, Baker explicar que “De alguna manera, creo que algunas de mis películas son como experimentos sociológicos. Cuando tomas distancia y observas la absurdidad de la situación —estos tres matones básicamente nunca esperan que esta joven pueda defenderse—, eso resulta gracioso desde lejos. Pero cuando te acercas, te das cuenta de que para Ani es un incidente extremadamente aterrador, serio y amenazante, por lo que no hay nada de qué reírse. Toda la idea era jugar con ese equilibrio entre la comedia y el patetismo”

Cabe destacar, también, la representación de la comunidad rusa, que Baker trata con especial cuidado para evitar caer en clichés. En lugar de reforzar estereotipos sobre la mafia o la frialdad de los oligarcas, Anora presenta a los personajes rusos con matices y profundidad. Uno de los más destacados es Igor, un asociado de la familia de Vanya, interpretado por Yuriy Borisov. Lejos del villano arquetípico, Igor es un hombre pragmático, pero también vulnerable en su relación con Vanya y su entorno. En una entrevista con The Times, Baker mencionó: "Queríamos alejarnos de la imagen estereotipada del ruso despiadado. Igor es un hombre que actúa por amor a su familia, aunque sus métodos puedan ser cuestionables". Este enfoque contribuye a la riqueza del universo narrativo de la película y refuerza su intención de ofrecer una visión más matizada de las dinámicas sociales y familiares.

La vulnerabilidad de los personajes es central en la construcción de la historia. Ani, a pesar de su actitud decidida y su capacidad para navegar los espacios de poder con astucia, enfrenta constantemente la precariedad de su existencia. La posibilidad de una vida diferente con Vanya aparece como una promesa de estabilidad, pero también como una ilusión frágil. A medida que avanza la historia, Ani debe lidiar con el choque entre sus deseos y las limitaciones impuestas por su entorno. Su humanidad se expresa en los momentos en que la fachada de seguridad se resquebraja, permitiendo atisbos de miedo, esperanza y desesperación.

Anora se adentra en la deconstrucción de los cuentos de hadas tradicionales, presentando una versión contemporánea y realista de la narrativa de Cenicienta. La relación entre Ani y Vanya sirve como vehículo para explorar las dinámicas de poder y los mitos del amor romántico. A través de la relación transaccional, Anora desmantela las expectativas tradicionales del amor a primera vista y la transformación social por medio de la conexión amorosa con alguien de otro estrato social, temas comunes en las narraciones de Cenicienta y Mujer Bonita. Mientras que en la película protagonizada por Richard Gere y Julia Roberts la protagonista, Vivian, tiene un giro en su vida a través de una relación con un hombre rico que la transforma, en Anora, el giro es menos romántico y más realista, mostrando que las promesas de una vida mejor pueden ser efímeras, y que las fuerzas sociales y económicas son mucho más fuertes.

El director Sean Baker utiliza esta crítica social con una sutileza que ha sido destacada por muchos críticos. Como mencionó la actriz Mikey Madison, que interpreta a Ani, en una entrevista con Variety: "Interpretar a Ani fue un desafío, porque ella no es una heroína típica. No está buscando ser rescatada, sino que está tratando de encontrar su propio camino en un mundo que no le da muchas opciones."

La obra se destaca también por su sensibilidad a las dinámicas de poder, no solo en términos de clase social, sino también en cuanto a las relaciones interpersonales. La interacción entre Ani y los otros personajes revela las formas en que las relaciones humanas son muchas veces transacciones más que vínculos auténticos, reflejando un sistema social donde el poder y el dinero juegan un papel crucial en la definición de las trayectorias individuales.

Baker se aleja de la típica representación maniquea de personajes. Más bien todos los personajes se presentan como seres humanos multidimensionales, con motivaciones y deseos que van más allá de la primera impresión que dejan, ninguno termina cómo empezó.

Así, como dijo Baker, "Anora no es una historia de salvación, es una historia de supervivencia". Pero a pesar de lo oscuro del tema, se trata de un film luminoso, que sabe encontrar la ternura y el humor.

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