Presencia: Una Nueva Perspectiva del Terror

Steven Soderbergh regresa al cine con Presencia, una película que redefine el género de casas encantadas con una narrativa innovadora y una atmósfera inquietante. Protagonizada por Lucy Liu, la historia nos sumerge en el horror desde un ángulo pocas veces explorado: el punto de vista del fantasma.

La trama sigue a Rebekah (Lucy Liu), su esposo Chris (Chris Sullivan) y sus dos hijos, Chloe (Callina Liang) y Tyler (Eddy Maday), quienes se mudan a una antigua casa en busca de un nuevo comienzo. Sin embargo, no están solos. Desde el momento en que cruzan la puerta, una presencia invisible los observa, una entidad atrapada entre el mundo de los vivos y los muertos. Lo más impactante de la película es que esta entidad es la narradora, lo que ofrece una perspectiva única al relato.

Desde el primer acto, Soderbergh establece una atmósfera sofocante, aprovechando al máximo la composición de los planos y el uso de la cámara en mano. La casa en sí se convierte en un personaje más: sus pasillos oscuros, los crujidos de la madera y la sensación de opresión constante contribuyen a un clima de tensión creciente. A diferencia de otras películas de terror, Presencia no se basa en sustos fáciles, sino en un horror psicológico que se filtra lentamente en la mente del espectador.

Lucy Liu brilla con una actuación matizada y compleja. Su personaje, Rebekah, es una madre que lucha por conectar con su hija adolescente mientras lidia con su propio pasado. Liu transmite con sutileza el desgaste emocional de su personaje, evitando los estereotipos de la típica "madre en peligro" que suelen poblar el género. Por otro lado, Callina Liang es una revelación. Su interpretación de Chloe, una joven que siente la presencia de algo en la casa antes que el resto de su familia, es conmovedora y auténtica. La relación entre madre e hija se convierte en el verdadero corazón de la película, agregando una capa de profundidad emocional que rara vez se ve en el cine de terror.

El guion de David Koepp es otro punto fuerte de la película. En lugar de seguir la típica estructura de una historia de casas embrujadas, introduce reflexiones sobre la memoria, el duelo y la percepción de la realidad. ¿Qué significa ser un fantasma? ¿Es solo una entidad sobrenatural o puede representar los traumas y los secretos que se niegan a desaparecer? Estas preguntas subyacen a lo largo de la trama, elevando la película por encima de los convencionalismos del género.

Presencia es un triunfo tanto a nivel narrativo como visual. Su apuesta por una perspectiva original y su énfasis en el terror atmosférico la convierten en una de las propuestas más interesantes del año. No solo es una película de miedo efectiva, sino una obra que deja huella, obligando al espectador a cuestionar lo que ve… y lo que no.

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