Hay pesadillas que vienen disfrazadas de sueños. Y hay películas que se convierten en una ventana a otra realidad, algunas, increíbles y brillantes mientras que otras, llenas de un terror capaz de helar nuestros huesos y carcomer nuestra conciencia, como si hubieran plantado semillas de incertidumbre en nuestras mentes, haciéndonos dudar de nuestra realidad y todo lo que nos rodea.
The Matrix es una de esas ventanas a otra realidad, o simplemente el planteamiento de una hipótesis. No es solo ciencia ficción, ni cine de acción, ni siquiera una metáfora elegante sobre el control. Es un espejo oscuro que nos muestra la posibilidad más aterradora de todas: que nuestra vida entera sea una simulación... y que despertar no sea una liberación, sino una condena.
Generalmente, cuando pensamos en ser trasportados, o simplemente despertar, dentro de una película, es decir, convertir nuestra realidad en la de cierta cinta cinematográfica, suele ser una idea aparentemente divertida, incluso seductora. Pero no en el universo de The Matrix. Porque en esta historia, el despertar no es el inicio de una aventura heroica. Es un descenso traumático al abismo de lo real. Es mirar alrededor y descubrir que todo lo que creías, todo lo que sentías, todo lo que amabas… fue una mentira cuidadosamente diseñada para mantenerte dormido.
"¿Cómo defines 'real'? Si te refieres a lo que puedes sentir, oler, saborear y ver, entonces 'real' se refiere simplemente a las señales eléctricas que interpreta tu cerebro". (Morfeo)

El primer golpe no es físico, sino ontológico. ¿Qué es real? pregunta Morfeo. Y de pronto, el espectador ya no está en su butaca. Está cuestionando su día a día. La ciudad, la familia, el café de las mañanas. Todo comienza a parecer... programado.
“no puede saberse si un objeto es, solo podemos conocer como es percibido por la mente. Por lo tanto, solo podemos estar seguros de que solo las ideas son reales, y no explícitamente lo que nos rodea” (George Berkeley)
Este pensamiento ahonda en una de las corrientes filosóficas que estudia el existencialismo, más concretamente, el solipsismo, la cual nos deslumbra con la bulliciosa idea de que solo podemos dar fe de la existencia de nosotros mismos, mientras que todo lo que nos rodea carece de sustancia y credibilidad.
Nick Bostrom propone una teoría contemporánea a la hipótesis del genio malvado de René Descartes, en la cual se expone que se puede controlar todo lo que un cerebro percibe mediante impulsos eléctricos, esto se logra mediante una serie de cables conectados directamente a un cerebro sumergido en una cube, la cual contiene algún líquido que brinda soporte vital y que hagan sensible estimulen las distintas regiones del cerebro y las neuronas correspondientes para simular las experiencias de la vida.
The evil within, un videojuego de terror, explora esta teoría un poco mas de cerca, demostrando lo terrorífico que puede llegar a ser una el darse cuenta de que lo que vemos, sentimos y percibimos, no es real.

En el caso de The Matrix, es existencialismo puro con filtros de ciencia ficción. Desde alegorías bíblicas que desembocan en debates filosóficos, como es el caso de Morfeo representando a un Dios que ofrece el libre albedrio, es decir, la capacidad de elegir, y la cual se nos ha sido negada al someternos a una falsa “realidad”. Como también las consecuencias inevitables de cualquiera de la decisión que hayamos tomado, pues es imposible el no preguntarnos de forma continua e inquietante: ¿realmente Pienso por mí mismo o me han programado para creer que pienso? Es la alegoría de la caverna de Platón elevada a su máxima tensión: no solo hay sombras en la pared, sino que la pared misma podría ser una proyección.
Si decidiéramos, dudar de Morfeo y su discurso, viviríamos continuamente con la incertidumbre carcomiendo nuestra mente, nuestro corazón, dudando a diestra y siniestra de lo que nos rodea, de las personas, de los objetos, incluso, de nosotros mismos, se le puede llamar a eso vivir? O haríamos cual estoicos y continuaríamos sin mas ignorando todo aquello que no podemos controlar?
"Estás aquí porque sabes algo que no puedes explicar. Pero lo sientes. Sentiste que toda tu vida hay algo mal con el mundo" (Trinity)

Por otro lado, tras decidir escapar de la simulación, viene el horror físico. La desconexión. El cuerpo que yace inerte en una cápsula gelatinosa, alimentado por cables, con músculos atrofiados y ojos que jamás vieron la luz del sol. ¿Puedes imaginarlo? Despertar no como símbolo de libertad, sino como nacimiento traumático a un mundo en ruinas, sin consuelo, sin belleza, sin certezas.
El dolor no es solo mental. Es visceral. El terror de no reconocer tu cuerpo, de no saber cómo moverte, de descubrir que jamás has vivido realmente. ¿Quién eres si nunca has usado tus propios ojos? ¿Qué identidad te queda si todo lo que te formó era ficción?
Lo curioso de the matrix, es que de forma imperceptible, toca distintas dimensiones del terror, por un lado tenemos la existencialista, por otro tenemos la física, pero también nos encontramos con la social y lo psicológico.
La película sugiere —y esto es lo más perturbador— que las masas prefieren la prisión cómoda a la libertad dolorosa. Que muchos, como Cypher, elegirían volver a la ilusión solo por el sabor de un filete. Porque, seamos sinceros: ¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a renunciar al confort de la mentira por la crudeza de la verdad? The Matrix nos confronta con nuestra cobardía colectiva, con la idea de que la verdad no es deseada, sino temida. Y que quizá la libertad no sea un derecho, sino una carga insoportable.

Desde lo psicológico, esto es puro trauma post-despertar. El "desenchufado" no solo pierde su mundo, también su lugar en él. Se convierte en extranjero de la realidad. Lo que creía hogar ya no existe, de hecho, nunca existio. Sus relaciones, sus recuerdos, sus amores… son ecos falsos. Una persona así no solo tiene que aprender a vivir, tiene que reconstruirse desde cero. ¿Y si no puede? ¿Y si el vacío es demasiado? Un vórtice de sentimientos y emociones en conflictos nacen desde el interior de nuestra alma y florecen como un veneno que nos va asfixiando, de repente el aire se vuelve pesado, como si hubiera plomo flotando en la atmosfera. ¿Son todas las personas capaces de soportar aquel repentino peso?

La vida después del segundo nacimiento, el aprender a gesticular sonidos con una lengua que nunca se ha movido, el aprender a caminar con unas piernas escuálidas que nunca se han puesto rectas ni soportado peso alguno, el sentir el dolor de nuestro propio peso en nuestros huesos y pensar: esta tortura, este sufrimiento, esta condena de hambre, frio y miedo, es esto realmente vivir?
Despertarse de la matrix es una experiencia revolucionaria, un grito de nuestro ego que se niega a ser el combustible de una maquina, que quiere controlar su propio destino, su propio futuro, y no que la matrix lo haga. Pero, es eso verdaderamente cierto?
En la película, mediante las persecuciones, podemos ver como los agentes no interactúan con los civilies o peatones mas alla de lo necesario y lo explícitamente obligatorio, cuando estos necesitan hacerlo para lograr sus objetivos, y bueno, esto no quiere decir que sea manos aterrador, imagina ir conduciendo tranquilamente a tu trabajo y de repente eres detenido por un hombre en traje que mete su mano en tu pecho y, de repente, nada, dejas de existir, a donde se fue tu conciencia? O eres simplemente otra parte del software? Siquiera pensaste por ti mismo en alguna ocasión?
Algo que me gustaría señalar es la parasitaria coexistencia entre los humanos y The Matrix, siendo los humanos la fuente de energía de las maquinas hasta el punto de ser convertidos en desechos biorganicos, y siendo The Matrix la proveedora de nuestros sueños y la creadora de una realidad totalmente virtual.
Sea como sea, despertar en este mundo, lleno de oscuridad y de metal, de incomodidad, de dudas, más que una vivencia llena de acción y viajes en naves increíbles o travesías internautas en un espacio moldeable al gusto del programador, es mas una odisea que abarca todos los aspectos humanamente posibles, sumergiéndonos en un terror indescriptible capaz de romper la mente de muchos.

Entonces, volviendo a nuestra “realidad” uno se pregunta: ¿y si yo soy parte de la Matrix? ¿Y si ese pensamiento fugaz que tengo cuando me distraigo en el transporte público —ese pequeño “¿y si nada de esto es real?”— es el primer fallo en el código?
Despertar en The Matrix no es como despertar de un sueño. Es como abrir los ojos y descubrir que siempre estuviste en coma. Es como resucitar sin haber muerto. Es volver a nacer… pero sin la ternura del parto, sin la protección del útero, sin las manos de una madre esperándote.
Así que, si algún día te preguntas: ¿Y si despertara en una película?, ten cuidado con lo que deseas. Porque si esa película es The Matrix, tal vez no quieras abrir los ojos.
Para finalizar, si has llegado hasta aquí, ha de ser porque disfrutaste el artículo, me gustaría agradecerte si dejas un like y comentas tu opinión sobre este tema que abre tantos debates y que inunda nuestras mentes con interrogativas sin fin. Sin más que decir, me despido no antes sin recordarte que: “no existen preguntas sin respuestas, solo preguntas mal formuladas”.
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