Forrest Gump: Una historia de amor

Forrest Gump, un hombre del sur de Alabama que tiene problemas mentales, está profundamente enamorado de una mujer llamada Jenny. Han sido amigos desde pequeños: fueron a la escuela juntos, crecieron acompañándose, y aunque al final están distanciados, él sigue amándola. No importa lo que ella haga, no importa quién sea, no importa qué tan vieja o fea se vuelva, no importa dónde esté, Forrest sigue añorando a su chica día y noche, esperando su regreso.

Recordemos la primera escena, Forrest está en el dormitorio de Jenny y Jenny le pregunta qué tipo de persona quiere ser en el futuro. Forrest se queda perplejo por un momento y le dice: "¿No estoy siendo simplemente yo mismo?". Jenny dice que quiere convertirse en cantante, ser famosa, pero Forrest todavía no lo entiende y dice que solo quiere ser él mismo.

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Esta escena me conmovió profundamente porque, aunque Forrest tiene problemas mentales, comprende lo que realmente necesita. Lo que realmente importa no es la fama, el dinero o el éxito. Lo importante es que seamos fieles a nosotros mismos. ¿Por qué merecemos el respeto de los demás? ¿Es por nuestra profesión? ¿Estado? ¿O riqueza? Si es así, entonces la esencia de una persona pasa a ser secundaria frente a estos títulos. Todos deberíamos ser y querer ser nosotros mismos. Forrest sólo quiere ser él mismo y amar a una mujer llamada Jenny.

En ese momento en Washington, Jenny le pregunta a Forrest por qué la trataba tan bien. Un hombre más sencillo podría simplemente haber tomado la mano de Jenny y haber dicho: "Porque te amo". Pero Forrest era diferente, la miró con su expresión característica y le dijo: "Tú eres mi chica".

Es como si Forrest pensara: ¿Por qué no "te amo"? Porque ya no es necesario decirlo. Si te amo y tú no sientes lo mismo, es increíblemente difícil para mí. Podría intentar amar a otra persona, pero como significas tanto para mí, puedo soportar el dolor de tu traición y tu ausencia. Puedo afrontar la soledad y los días sin ti porque eres tú quien me importa. Lo importante no es sólo que te amo, sino que desde el momento en que te vi supe que eras mi chica.

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Cuando alguien contempla esta frase mientras mira los ojos inocentes de Forrest, puede captar la esencia de amar a alguien, agradarle a alguien, conocer verdaderamente a alguien e incluso dejar ir a alguien.

A menudo me encuentro con situaciones como esta, en las que las parejas enamoradas, sin importar cuánto se aman, sin importar cuánto hayan invertido, el que ha invertido más a menudo se queja de que han dado demasiado o recibido muy poco a cambio. Entonces una tercera voz diría: no te lo tomes demasiado en serio.

En mi opinión, estos individuos son simplemente débiles y confunden la autocomplacencia con el amor. A la hora de dar y recibir afecto genuino, sus verdaderas limitaciones se hacen evidentes. Debido a que el amor es originalmente un artículo de lujo, no se puede buscar desde la soledad, no se puede desde la pobreza. El valor del amor radica en el momento en que tu vida ya es abundante y de repente quieres encontrar a alguien con quien compartirla. El amor te hará más feliz cuando ya eres feliz. Entonces, en este punto, no necesitas ganar nada de la otra persona, lo que tienes es el deseo de dar. Ese es el amor verdadero. Sin limitaciones, sin expectativas de reciprocidad, siendo capaz de soportar la traición y la partida amando a la otra persona.

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Amar a alguien es algo natural, pero soportar dificultades como las de Forrest es increíblemente desafiante. Esas luchas no son amor; están más relacionadas con demostrar el valor de uno mismo.

Al final, ese hombre aparentemente tonto de Alabama, Forrest Gump, se casó con Jenny y tuvieron un hijo juntos, encontrando la felicidad en la compañía del otro. Cuando Forrest, de pie junto a la tumba de Jenny, susurra: "Te amo, Jenny", con su acento sureño, se nos llenan los ojos de lágrimas. Y no es porque este supuesto tonto finalmente se haya casado con Jenny, sino porque tiene una emoción profunda de la que carecen muchas personas aparentemente inteligentes: el amor. Y estas personas inteligentes que creen tener amor, en realidad no lo tienen y no saben qué es.

En este contexto, Forrest Gump no es un tonto, al menos no un tonto cualquiera.

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