3 preguntas a Flow

"La animación no es un género, es un medio. Puede contar cualquier tipo de historia."

Hayao Miyazaki

Durante este año, se ha generado un notable revuelo en torno a esta película, aclamada por muchos como un film verdaderamente revolucionario dentro del panorama del cine animado contemporáneo. Su originalidad no radica únicamente en la historia que narra, sino en cómo elige contarla: los personajes, al ser animales, no pronuncian una sola palabra. No hay diálogos, no hay voces, no hay explicaciones verbales. Todo lo que el espectador necesita saber se transmite a través de las acciones, los gestos, los silencios, los ritmos y la puesta en escena. Este enfoque minimalista (y a la vez profundamente expresivo) exige una participación activa del espectador, que debe interpretar y sentir en lugar de simplemente escuchar.

Otro aspecto que potencia el valor de esta obra es su realización técnica: fue enteramente renderizada con Blender, un software de código abierto y gratuito. En un mundo dominado por grandes estudios y presupuestos millonarios, el uso de herramientas accesibles como Blender no solo representa una hazaña técnica, sino también una declaración de principios. Es la prueba tangible de que la tecnología no es un límite, sino una plataforma para la creatividad cuando se tiene una visión clara y una ejecución comprometida.

Pero quizás lo más sorprendente de todo es su origen. Esta película no proviene de Estados Unidos, Francia o Japón (países tradicionalmente asociados con la excelencia en animación), sino de Letonia, una nación sin una tradición reciente destacada en el cine animado de alcance global. Esa procedencia inusual, lejos de ser una debilidad, le otorga una frescura y una perspectiva cultural únicas. La mirada letona, libre de fórmulas comerciales repetidas hasta el cansancio, aporta una sensibilidad particular que enriquece aún más la experiencia.

Con todos estos elementos en juego (la ausencia de diálogos, el uso de tecnología libre, y su origen inesperado), era inevitable que mi curiosidad se despertara. Sentí que no podía dejar pasar la oportunidad de ver una propuesta tan distinta, y así lo hice. Fui al cine con altas expectativas, y salí con una sensación difícil de describir: algo entre el asombro, la inquietud y la necesidad de comprender más profundamente lo que había visto.

¿Pixar, Disney y DreamWorks ya dejo de ser las grandes en la animación?


En los últimos años, el reinado de estudios como Pixar, Disney y DreamWorks ha comenzado a ser cuestionado, en gran parte por la repetición de secuelas, adaptaciones en live action y la explotación continua de franquicias ya consolidadas. Esta tendencia se ha hecho particularmente evidente en el ámbito del cine animado, siendo Pixar uno de los estudios más criticados, con títulos como Toy Story 5 o un hipotético Los Increíbles 3, que ejemplifican esta falta de innovación.

Paralelamente, han surgido nuevas voces fuera del circuito de las grandes productoras que están apostando por propuestas frescas, íntimas y creativamente arriesgadas. Películas como Flow, Robot Dreams o Memorias de un caracol no solo han capturado la atención del público y la crítica, sino que han puesto en evidencia el desgaste narrativo y estético de las grandes casas de animación.

Esto nos lleva a preguntarnos: ¿cuánto más podrá sostenerse el dominio de estas compañías si continúan por el mismo camino de reciclaje narrativo? A mi parecer, si no replantean su relación con el espectador y no apuestan nuevamente por la originalidad, el tiempo que les queda en la cima es limitado. Disney acumula pérdidas millonarias año tras año, Pixar enfrenta constantes críticas por la falta de películas originales de calidad, y DreamWorks, aunque ha intentado romper con los estándares tradicionales, no ha logrado aún consolidar un nuevo rumbo con verdadero impacto.

El futuro del cine animado ya no está asegurado por nombres históricos, sino por quienes se animen a narrar nuevas historias con una mirada fresca y sincera. El cambio ya comenzó, y el público lo está esperando.

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¿Un éxito sin palabras?

Uno de los elementos más llamativos y originales de esta película es su total prescindencia del diálogo. Al centrarse en personajes que son animales y que, por tanto, no hablan, la obra se ve obligada a apoyarse exclusivamente en el lenguaje visual y corporal para construir su narrativa. Esta decisión, lejos de ser una limitación, se transforma en una poderosa herramienta expresiva. La película logra que cada gesto, mirada, desplazamiento y acción adquieran un significado particular y profundo, dotando a la trama de una intensidad inusual en filmes de esta naturaleza.

Lo verdaderamente destacable es cómo la comunicación entre los personajes se da a través de lo no dicho: los silencios, los movimientos coreografiados, las reacciones frente al entorno y, especialmente, las decisiones que cada uno toma. De este modo, la historia se desarrolla sin necesidad de palabras, apelando a una sensibilidad universal que conecta con cualquier espectador, sin importar idioma o contexto cultural.

Además, la forma en que los animales, con sus diferencias instintivas y de comportamiento, logran colaborar en función de un objetivo mayor, otorga una capa ética y simbólica al relato. La cooperación entre especies distintas no solo refuerza el mensaje de unidad frente a la adversidad, sino que también nos invita a reflexionar sobre la naturaleza de la empatía y la solidaridad como formas de supervivencia.

En mi opinión, esta propuesta estética y narrativa representa un punto de inflexión dentro del cine contemporáneo de animación (o del tipo de cine que sea). Su audacia al prescindir de los recursos tradicionales del lenguaje verbal abre la puerta a nuevas formas de hacer cine, en las que la imagen y el movimiento recuperan su rol protagónico como herramientas fundamentales para emocionar y contar una historia. Sin duda, esta película puede considerarse un antecedente significativo para futuras producciones que se atrevan a explorar caminos más sensoriales, simbólicos y universales en su manera de comunicar.

Flow' review: A wordless, animated triumph starring animals - Los Angeles  Times

¿Qué hay ahí afuera?

Con esta película descubrimos que existe algo más allá de las fórmulas tradicionales del cine: producciones que no dependen de grandes efectos ni de tramas predecibles, sino que logran fascinar desde la sencillez, la sutileza y la profundidad emocional. Son películas interesantes y cautivadoras que llaman la atención no solo por sus premisas originales, sino también por la forma en que deciden contar sus historias. En este caso, el silencio, la contemplación, la composición de cada imagen y la elección de una animación simple pero poderosa, construyen un lenguaje visual que conmueve y permanece en la memoria del espectador.

Esta estética, lejos de ser una excepción, marcó una tendencia durante todo el año. El minimalismo narrativo, el uso simbólico de los elementos visuales y sonoros, y una mirada introspectiva hacia temas existenciales o personales, han dado lugar a un tipo de animación que no necesita grandes despliegues técnicos para impactar. Se trata de una narrativa sensible, madura y honesta, que prioriza la emoción sobre el artificio.

Un claro ejemplo de esta corriente es Memorias de un caracol, una película que, al igual que la anteriormente mencionada, logró captar la atención por su delicadeza estética y su profundidad temática. Ambas obras, entre muchas otras, nos recuerdan que la animación es un lenguaje artístico con una capacidad única para expresar lo invisible, lo íntimo y lo complejo. En definitiva, lo que estas películas proponen no es solo una historia para ser vista, sino una experiencia sensorial y emocional que nos invita a detenernos, observar y reflexionar.

Estas nuevas formas de hacer cine animado, más comprometidas con la exploración interior y con una identidad visual clara, son la prueba de que la animación contemporánea está atravesando una transformación significativa. Una transformación que la aleja de los prejuicios que la asocian exclusivamente al entretenimiento infantil, para posicionarla como una de las expresiones más ricas y versátiles del panorama cinematográfico actual.

Gints Zilbalodis Discusses 'Flow' and the Movie's Oscar Nominations - The  New York Times

IMDb: 7,9/10

Rotten Tomatoes: 97%

Hasbulla: 8,6 Hasbullas




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Sebastian Delasvegas
Sebastian Delasvegas
 · 05/14/2025
Que Proyecto de Pelicula este eh,me encantó ♥️
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