Nos hacemos la peli con Metrópolis, una superproducción de 1927 dirigida por Fritz Lang que marcó un antes y un después en el cine. En esta cinta muda de gran presupuesto cuya historia transcurre en una ciudad con gigantescos rascacielos, descubrimos un robot inventado por un científico loco al servicio del líder de la ciudad, que tiene esclavizados a trabajadores en condiciones pésimas. Pero también es una historia de amor entre el hijo del tirano y una chica que proviene de las clases inferiores de la ciudad.
Basada en una novela de ciencia ficción, cuando el término aún no existía, (recién siete años después surgiría), asentó una serie de elementos y patrones por seguir que estarían presentes en cada filme de este género a nivel técnico e innovador y a nivel temático.

En la foto podemos apreciar a Fritz Lang y Thea von Harbou preparando el guion del film, que presenta el eterno planteamiento que la ciencia ficción hace del hombre contra la máquina, el hombre contra el progreso. Además, influenciada por el contexto mundial de la época, posguerra, ascenso de los bolcheviques, creación de sindicatos, reformas laborales y crecimiento de la industria, la cinta también hace certeros apuntes respecto a las tiranías, la lucha de clases y el feminismo.

Hay que recalcar que la mente maestra tras la ciudad es John Masterman; es el CEO de Metrópolis. Su hijo, Eric se encuentra delante de las puertas que conectan a la superficie de la ciudad con el inframundo de los trabajadores. Cuando se abren, sale María, una mujer de la clase trabajadora, con varios niños. Eric queda embelesado con ella, y la sigue hacia las entrañas de la ciudad. Ahí es testigo de las condiciones infrahumanas en que viven los trabajadores y de un accidente laboral que le cuesta la vida a uno de ellos. El joven acude a su padre, en la enorme Torre de Babel, para pedir mejores condiciones de vida para los trabajadores. Ante su negativa, Eric y su nueva conciencia social se unen a María, quien suele hablar a los trabajadores de una profecía acerca de un mediador que establecerá contacto entre la superficie y el inframundo de la ciudad.

La trama se complica aún más, pues Masterman y su secretario bajan de incógnito al inframundo y descubren a María, secuestrándola y llevándola con Rotwang, quien en ese momento se encontraba trabajando en un humano artificial, para que con éste supla a María y el robot le hable a los trabajadores sobre lo necesario que es trabajar para la gran maquinaria de Metrópolis.

Pero el robot, privado de toda emoción humana, es maldad pura. En lugar de trabajar para Masterman, convence a la gente a rebelarse y a destruir cada máquina, incluyendo la “máquina-madre”, que es la que le da vida a Metrópolis. En medio de la confusión, Eric y la verdadera María salvan a los niños de la inundación que la destrucción de las máquinas ha causado, el Masterman mayor se da cuenta de sus errores y una nueva vida de paz y prosperidad empieza para los hombres. Si, final feliz, rebelión de máquinas y un amor incipiente. Todo en esta pieza que asentó los precedentes de las mil películas que amamos de este género.

Te dejamos el film entero para que disfrutes de este clásico que fundó la ciencia ficción.
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