
Un hombre entra a su hogar. Llama a su prometida avisándole que ya llegó del trabajo, ella entra en escena y el diálogo entre los dos se vuelve poco interesante. El sonido de sus voces parece estar mal grabado, se siente artificioso, como grabado en un estudio (de hecho esto fue así en cierta medida). Pero no importa, todo se siente tan poco armónico que decidimos seguir hasta que nuestra paciencia se acabe o queramos ver como todo este sin sentido termine, una de dos. El protagonista tiene un regalo para ella: un vestido rojo. Después de unos segundos, la mujer baja las escaleras para mostrarle cómo le queda y hasta ahí creemos que todo viene (relativamente) bien. Tras un segundo de intimidad, un joven irrumpe en la casa. Entra como si estuviese entrando en un local de ropa, y dice tres palabras con una ausencia tal de naturalidad que crea lo que parecía familiar en algo inquietante: “Oh, hey guys”.
En el momento que comienzan los créditos finales es el único en el que tenemos un respiro de tantas incongruencias visuales y narrativas en The Room, un título que es considerado por la mayoría como “la mejor peor película del mundo”. Pero ¿cuál es el detrás de este fenómeno y porqué sumo tantos adeptos a la causa? Para entender el cual y el porqué quizás mejor hay que rever el cómo Tommy Wiseau llegó al estatus de “artista del desastre": desde el inicio de la producción este peculiar personaje estuvo desmedidamente equivocado. Sin conocimiento alguno sobre el cine pensó que por tener dinero y vivir en Los Angeles podía conquistar Hollywood de pies a cabeza, pero la vida le dio varias lecciones en el camino.
Su historia, a pesar del estrepitoso viaje, puede leerse como una de superación y resiliencia, o por lo contrario, se puede leer como una que nos habla sobre el egocentrismo y la repentina sed de fama. Tommy Wiseau tomó decisiones una más ridícula que la otra solo porque creía ser un genio incomprendido, alguien que tenía en sus manos el poder de cambiar a la industria, y que en su intento de revolucionarlo todo, terminó encontrándose ante un público que ama y detesta en partes iguales. La historia de The Room es básica, predecible y universal, si se quiere catalogar. Es la historia de Johnny y Mark, dos amigos de toda la vida que se ven por primera vez en una lamentable situación: Mark engaño a Johnny al comenzar una relación con Lisa, la pareja de Johnny, desatando situaciones cada vez más

Después de analizar durante varias horas cuál o cuáles podían llegar a ser mis películas “tan malas que son buenas” favoritas de la historias me encontré ante un debate interno que creo nunca haberme hecho: ¿que considero bueno o malo en el cine? ¿cuáles son los factores que tengo en cuenta a la hora de juzgar si algo tiene poca calidad? Si no estoy errado, el cine, como todo arte, es subjetivo. Entonces, ¿quién soy yo para determinar que es bueno o malo? Hace siete años el reconocido actor (y en esta ocasión también director) James Franco trató de diseccionar y explorar las razones del inminente desastre de este clásico de culto dirigido por el extravagante Wiseau en su infravalorada ‘The Disaster Artist’, película basada en el libro de Greg Sestero publicado en el año 2013.
Esta semi biografía trata ser justa con el artista del desastre al contar con cierta gracia (pero no ridiculizándola para mal) cómo se le dio forma a The Room, y porqué el resultado termino siendo patético en todos los sentidos. Y es que a decir verdad muchos de los datos y anécdotas relacionados a esta caótica producción realmente merecían tener una historia propia. Repasemos algunos ejemplos:
- Wiseau, que pensaba en su primer película como director en una verdadera tragedia shekesperiana se presentó en las puertas de Paramount Pictures con el guion, esperando tener alguna oportunidad de financiación. Normalmente el proceso de revisión tarda de dos a tres semanas. A él se lo rechazaron en menos de dos días.
- Curiosamente, la película se filmó en 35 mm y con cámaras HD en simultáneo. Wiseau no entendía muy bien la diferencia entre ambos formatos, así que decidió quedarse con los dos, siendo el primer director en la historia en hacerlo. Pero no solo eso, también decidió comprar las cámaras en vez de alquilarlas, algo que prácticamente no se realiza en la industria.
- Después de vender muy pocas entradas, los cines decidieron sacar el título de sus carteleras. Wiseau revisó exhaustivamente cine por cine quienes eran los que la estaban sacando demasiado pronto, y les pagó un monto sin sentido para que la dejaran un tiempo más y así poder ser considerado para los Premios de la Academia. Claramente la película no recibió ninguna nominación, pero paradójicamente The Disaster Artist si lo logró, siendo nominada a Mejor Guion Adaptado.

Años después del lanzamiento Wiseau alegó que la poca “calidad cinematográfica” de la película y la pésima recepción (o quizás la recepción que tuvo en su estreno) en el público fueron debido a que en realidad la intención inicial era hacer una comedia repleta de elementos “tan malos que son buenos”. Lo que hay de cierto en eso solo él lo sabe, pero con tan solo dedicar una hora y media de nuestras vidas a soportar The Room puedo afirmar que quizás no esté muy equivocado. Entonces ¿la película cumple con su propósito? ¿Wiseau es un genio que nadie supo entender? ¿Lo hizo todo a propósito, será alguna clase de juego macabro?
Su figura con los años fue tomando cada vez más relevancia, pero su sed de hacer cine parece haberse apagado. ¿Quien podría apoyar a un cineasta sin la más mínima noción de lo que significa hacer cine? La suerte está echada para Tommy, que tiene un pasar económico demasiado bueno como para preocuparse en hacer plata del cine, pero cada tanto puede que nos deleite (o haga sufrir) con sus películas. El año pasado estrenó Big Shark, una suerte de Sharknado con peores efectos especiales pero sin Wiseau delante de la pantalla.
¿Que le deparará al creador de la mejor peor película del mundo? Mientras lo piensan, tengo una sugerencia para quien me lea: deberían hacer una biopic de este personaje protagonizada por Nicolas Cage y dirigida por Ari Aster.
POR JERÓNIMO CASCO
5 de JULIO del 2024, 01.24 AM | UTC-GMT -3
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