El terror infinito de Event Horizon "Liberate te tutemet ex inferis"

Hace años atrás, cuando yo era un crío de 7-8 años, mientras buscaba que ver en el canal 7 (para ser más precisos el canal 7 de México) en un soleado fin de semana, me encontré con una película cuyo nombre jamás me había fijado, pero que, sin embargo, me entretuvo de principio a fin. Lo que me sorprendió en ese momento fue que tenía como protagonistas 2 actores que ya me eran familiares, Laurence Fishburne y Sam Neill, que los conocí por primera vez gracias a Jurassic Park y The Matrix. Esta y la primera película de Alien, fueron mi introducción formal a un género que me hice familiar desde el momento que las encontré, el vasto e increíble mundo del “terror cósmico”.

Si hay algún mérito que le voy a dar esta película, además de haberme dado a conocer los días dorados del director Paul W.S. Anderson, le doy el mérito de darme el susto de mi vida y de haber pasado de soñar a explorar el espacio exterior a temerle a lo que puede estar escondido en los confines de una galaxia fría y posiblemente vacía de cualquier tipo de vida inteligente. Además de que fue una de esas películas que no estaba del todo plagada de toneladas de ediciones y ridícula censura que tenemos ahora en la televisión.

Queridos pasajeros, bienvenidos a bordo de la Event Horizon

La historia trata del científico Dr. Weir (Sam Neill), que después de afrontar la trágica muerte de su esposa, le notifican a través de un reporte de sus oficiales superiores, que la “Event Horizon”, una nave que Weir diseño para hacer el primer viaje interestelar instantáneo una posibilidad, reapareció de forma misteriosa sobre la órbita de Neptuno después de un desastroso viaje de prueba 7 años atrás.

El Dr. Weir junto con el capitán Miller (Laurence Fishbourne) y su tripulación, abordo de la nave de rescate Lewis & Clark, fijan el curso hacia Neptuno para investigar a la “Event Horizon” con la intención de buscar la razón por la que desapareció por 7 años.

Una vez que llegan, se observa que la nave se encuentra completamente libre de la presencia de la tripulación, con la gravedad desactivada, con los restos de la tripulación completamente secos y con señales de haber sido brutalmente masacrados. Mientras exploran la nave, uno de los miembros de la Lewis & Clark, el jefe en ingeniería Justin (Jack Noseworthy), se topa con el núcleo de gravedad de la Event Horizon en estado operativo y comienza a abrirse por sí solo. Justin, completamente asombrado por el contenido del núcleo de energía, decide investigar el aparato, pero este en inexplicablemente jalado hacia dentro del núcleo de gravedad, además de que este lanza un pulso electromagnético que daña la Lewis & Clark en el proceso.

Atrapados y sin forma de pedir ayuda a las fuerzas de rescate de la Tierra, deciden hospedarse dentro de la Event Horizon mientras reparan los daños de la Lewis & Clark. Sin embargo, el Dr. Weir, el capitán Miller y el resto de la tripulación empiezan a experimentar horribles alucinaciones de sus peores miedos y fracasos manifestados en los pasillos de la nave, hasta el punto en que los está matando uno a uno sin explicación del porqué. Después de decodificar los sistemas de la Event Horizon, descubren la horrible verdad de lo que le sucedió a la tripulación en el momento en el que probaron el núcleo de gravedad de la nave, ven a partir de las grabaciones de la nave que la tripulación entro en una ola de locura total y comenzó a lastimarse entre sí hasta la muerte de formas increíblemente grotescas, y en unas de esas escenas aparece el capitán de la Event Horizon sosteniendo lo que parecen sus ojos en las manos mientras dice una frase en latín “Liberate tutetmet ex inferis” (Que de acuerdo con uno de los tripulantes de la película significa Sálvate del infierno).

Les contaría lo que sigue de la película, pero en este caso no le estaría haciendo un favor, ya que el final fue un gran impacto en mi vida, que creo que me dejo bastante marcado. Sin embargo, hay una frase que no me ha abandonado desde entonces y creo que deberé empezar a utilizar para volver en sí después de un día terrible “El infierno es una palabra, la realidad es mucho peor”.

Event Horizon, conocido como “La nave de la muerte” aquí en México, sigue dando de que hablar desde su posible influencia y conexiones con el universo de Warhammer 40 000, los tintes de terror que verías en una cinta de la serie Hellraiser, el diseño del interior y el exterior de la nave inspirados a partir de las estructuras de una catedral gótica, la gran influencia que fue para la creación de mi saga favorita de survival horror de los videojuegos que vino siendo Dead Space, además de su lugar como todo un clásico de culto en la comunidad de cinéfilos y gamers que la homenajean con posters no oficiales, hasta recreaciones de la propia nave Event Horizon plasmado en mapas para videojuegos como Doom 3.

Una cosa es segura, la “Event Horizon” regreso de las profundidades del espacio para propinarnos sustos hasta el fin de los tiempos, y que a pesar algunas de las escenas de la película se estropearon y quedaron perdidas de por vida por haber sido almacenadas cerca de una mina de sal, sigue impactándonos con su estilo visual y el magnífico personaje que es la nave en sí, es la gran razón por el que seguimos revisitando este clásico del cine de horror innumerables veces.

Si buscas la mejor película del director Paul W.S. Anderson, no busques más y aborda dentro de la cubierta de la Event Horizon, solo hagas lo que hagas, no comas espagueti con boloñesa, si vas a ver esta película, hay una escena que te podría revolver el estómago. Antes de ver la película, checa este pequeño adelanto con la canción de la película compuesta por el legendario Michael Kamen y la banda Orbital.