La patria son los afectos | Universal language (Matthew Rankin, 2024)

Detrás del absurdo surrealista de la segunda película del canadiense Matthew Rankin hay mar de fondo. Podría inferirse un trauma materno, quizás alguna incomodidad infantil. También una ríspida carta de amor-odio a la ciudad que es el hogar. Incluso, siendo un poco injustos, una advertencia reaccionaria a la inmigración y el mundo y la cultura árabes, al estilo de Michel Houellebecq en Sumisión, su novela de 2015, donde el autor imagina una Francia bajo dominio musulmán. No es el caso, claro. Pero todas esas cosas están ahí, en la película, para ser tomadas por el espectador como pistas de una falsa coherencia, un espejismo argumental que termina por reafirmar la temática de Universal language: la confusión y el desencuentro.

Habrá que explicar, entonces, que el título del segundo largometraje de la filmografía de Rankin (que interpreta a un personaje homónimo en el film) es pura ironía. O que lo es para quien busque una dirección unívoca en la película. No hay nada universal en la puesta de Rankin, excepto la confusión. Y algo más, que solo esbozaremos por ahora: los vínculos, la única patria posible. Aunque también puede tener una lectura menos intrincada: en la película, los personajes hablan farsi, francés e inglés casi al mismo tiempo y, sin embargo, se entienden.

Universal language comienza con una larga escena en una escuela. No es menor: Rankin elige comenzar su versión de la comedia contemporánea en una de las instituciones más tambaleantes del mundo actual. La escuela como mastodonte, como espacio de educación y socialización anticuado; pero, a la vez, como la mejor caja de resonancia de los conflictos sociales y culturales de cualquier tiempo, en cualquier ciudad. En la escena, un docente malhumorado llega tarde a clase, fuma y trata mal a los alumnos, que por alguna extraña razón parecen más civilizados y tranquilos que el hombre. Todos hablan en farsi, aunque en la escuela -situada en algún punto de Canadá, tal vez en Winnipeg- se enseña el francés. Él, que debiera prestar los elementos de convivencia más básicos para estos chicos que recién comienzan su vida, es agresivo e insultante. Odia al mundo y se odia a sí mismo de manera patética, actuando como un chico frente a los chicos.

El intercambio entre los chicos y el maestro es absurdo y sienta las bases de toda la película por dos razones. Primero, porque Rankin decide contar su historia con una coreografía silenciosa, donde los personajes se cruzan y la narración se corta y reinicia constantemente. Hay una red no evidenciada que une al elenco de personajes y que emerge aquí y allá, en los puntos de la ciudad donde se cruzan, en su constante desplazamiento por la ciudad nevada y cruzada por autopistas. Segundo, porque el humor gris de la escena, tan agridulce como inesperado, se desplaza entre el aburrimiento desesperante y la soledad endémica, que tuerce los nervios de los personajes entre la ira y la apatía.

Entre los chicos, hay uno que no puede leer el pizarrón porque ha perdido sus anteojos en un evento insólito. El docente lo culpa, pero una de sus compañeras se compadece con él. En la caminata de regreso a su casa, la niña (Rojina Esmaeili) y su hermana (Saba Vahedyousefi) encuentran un billete congelado que quieren usar para comprarle anteojos nuevos al niño. Ese billete encerrado en un bloque de hielo será el mango del que Rankin ofrece al espectador. Las dos niñas irán por la ciudad buscando de qué manera liberar el dinero, mientras que un extraño personaje al que han dejado a cargo del descubrimiento intente engañarlas.

En paralelo, el personaje interpretado por Rankin (también llamado Matthew Rankin) renuncia a un trabajo desmotivante en Quebec y decide volver a su ciudad natal para ver a su madre. En el trayecto, su sorpresa ante la absurda cotidianeidad del mundo va en aumento. Apenas siente algo en común con el maestro, a quien se cruza en un bus, a partir de una canción tradicional. En cuanto al resto, permanece atónito. Nada en la ciudad ni en la región en la creyó es como solía ser: se habla otro idioma, se valoran otras cosas, todo funciona diferente. Sin embargo, y pese a los contratiempos y obstáculos, Matthew sigue su camino hasta la casa materna como si fuera un lugar donde hallarse a sí mismo o un centro que lo devuelva al mundo conocido.

Esos dos caminos -el de la niña que busca usar el dinero para ayudar a su compañero y el de Matthew hacia el reencuentro con su madre- se cruzan en el extraño guía turístico interpretado por el también guionista de la película, Pirouz Nemati. En su peculiar figura -un iraní que lleva de aquí para allá a un reducido grupo de visitantes que quedan atónitos ante atracciones urbanas que no lo son, y que tiene un hijo que quiere ser Groucho Marx- se interceptan las dos búsquedas. Porque es él quien secuestra el bloque die hielo con el billete dentro y porque es también él quien ha construído una relación con la madre de Rankin, sustituyéndolo.

Ese rompimiento en el vínculo materno está mostrado en la escena más hermosa de una película muy hermosa -durante todo el metraje, el apego de Rankin por los detalles, la simetría y la perfección de los movimientos, así como su gusto por las tramas y escalas de color que prestan la nieve y los edificios, es un goce permanente-. En la escena, Matthew al fin llega a los aposentos de su madre, que no lo reconoce. Pero el hechizo no se deshace, todo lo contrario. En la resolución de esta parte de la historia, Rankin encuentra una forma original y emocionante de pensar qué sucede cuando los vínculos se interrumpen o se nublan por la distancia o la enfermedad. Qué pasa cuando uno no está para quienes lo quieren y lo necesitan y, en su lugar, están otros; familiares por elección, apoyos quizás azarosos que se convierten en algo más cercano e intenso.

Del otro lado, las niñas viven el desencanto de tratar con los adultos. Todos, sin excepción, les fallan: o las engañan, o no les prestan ayuda. Ninguno parece poder ver más allá de sus intereses mezquinos, por lo que el sueño empático que ese billete simboliza estará, al final de la película, vuelto a sellar en el hielo.

Puntos de luz

Ilumina y aumenta su visibilidad — ¡sé el primero!

Comentarios 5
Tendencias
Novedades
comments

¡Comparte lo que piensas!

Sé la primera persona en comenzar una conversación.

15
5
0
1