El sonido tiene un rol central en The Zone of Interest (Zona de Interés), se lo utiliza como recurso del horroroso fuera de campo de la imagen, para remitir a lo que sucede con las personas dentro del campo de concentración de Auschwitz. El diseñador de sonido de la película es Johnnie Burn y la música fue compuesta por Mica Levi. La película fue escrita por Jonathan Glazer y Martin Amis y la dirigió Glazer.
El film comienza con una pantalla negra de fondo y el título de la película en blanco por delante, se escucha una música perturbadora que parecen voces y lamentos, luego suenan instrumentos de cuerdas a medida que el título se va desvaneciendo lentamente. Queda la pantalla en negro mientras continúa la música, al minuto dos después de que haya empezado la música, se escucha un pajarito y luego se suman más hasta que termina la música terrorífica por completo, prevalece el sonido de los pájaros y se logran divisar las voces de algunos niños jugando. Al minuto 03:55 de empezada la película aparece la primera imagen: una familia pasando un día al aire libre, están en una pradera verde al lado del río. Es así como se plantea el gran contraste con el que jugará la película, el de mostrar el supuesto mundo perfecto e ideal que se armó la familia de un comandante nazi que vive al lado de un campo de concentración y lo que sucede en simultáneo dentro de ese campo de concentración (esto último sólo será mostrado a través del sonido, sin imágenes).
Un muro delimita el horror de los campos de concentración de personas en su mayoría judías en contraposición con una vida de simulación de los nazis que pretende ser ideal. No obstante esa vida de simulación está signada por la frialdad, el control y una indiferencia total con las torturas ejecutadas por las personas que habitan el lado del muro que se retrata en la película. Esta frialdad se puede ver en los tonos de los colores y poca saturación de las imágenes. La mayoría de los planos usan lentes angulares, con fondos nítidos y con luz natural. Para los planos nocturnos, se utilizó una cámara térmica. También existe otro contraste visual en los planos filmados con la cámara térmica que connota una distancia de miradas, en los planos de la cámara térmica se retrata la historia de una niña polaca no judía (que existió en la vida real) que trata de ayudar a las personas encerradas dejándoles peras y comida ocultas en sus áreas de trabajo. La cámara térmica muestra el calor, por ende lo que vemos es la energía que sale de esa niña.

Glazer no quiso crear una estetización de las imágenes, no quería embellecerlas, por esa razón usaron luz natural o diegética con planos amplios de lente gran angular tratando de simular la vista del ojo humano.
Lo interesante del film es que muestra la vida común y corriente de los perpetradores de los actos más horribles de la historia de la humanidad, no los retrata como seres excepcionales monstruosos, sino como personas que tenían familias, funcionales y obedientes a su trabajo y, en este caso, cumpliendo su rol de padre de familia. En el período del nazismo y el Holocausto se convenció a muchas personas de su ideología, la película apela al presente hacia el final del film, se muestran imágenes con estética de documental de la actualidad de Auschwitz para evocar a una reflexión del espectador con el fin de mantener la memoria y retratar el pasado para no olvidar.

La película se focaliza en el comandante del campo de concentración de Auschwitz llamado Rudolf Höss (Christian Friedel) y su familia, Höss fue realmente el comandante desde el año 1940 a 1943. Höss y su esposa Hedwig (Sandra Hüller) armaron su casa de ensueños al lado del campo de concentración, sin embargo quieren trasladar a Rudolf de sede y el film mostrará en el interín la dinámica familiar: cómo se maneja Rudolf en la intimidad, el vínculo distante que tiene con sus hijos y con Hedwig, la esquematización con que Rudolf tiene sexo con otra mujer a escondidas, el compromiso que tiene con su puesto de trabajo sin titubear en ningún momento sobre las atrocidades de las que están hablando (por ejemplo, las charlas sobre la eficacia de las cámaras de gas o de los crematorios para incinerar personas), la visión indiferente ante el sufrimiento humano, su ambición por ascender, entre otros aspectos. Se retrata el lado de la organización nazi en su vida diaria y acerca al espectador a cómo se gestó este hecho histórico.
El ritmo de la película es relativamente lento con planos de larga duración. Un plano introductorio e ilustrativo es cuando un trabajador pasa con una carreta por un camino en el jardín, el camino es de piedras con pasto y flores que se encuentran lindantes con el muro gris. Detrás de ese muro gris se ve el techo de una de las construcciones de Auschwitz. Se escucha el sonido de la carreta pasar por las piedras y sonidos lejanos de gritos, órdenes y perros ladrando. Se muestra situaciones de la cotidianeidad de la vida de las familias nazis, pero desde el sonido siempre está presente el más allá del muro, lo que sucede allí, ignorado de forma adrede por los protagonistas, pero presente para los espectadores constantemente.

Entre los sonidos que se escuchan para remitir al fuera de campo de la película (el horror), se escuchan disparos, gritos, el sonido del tren trayendo prisioneros que en su mayoría luego iban a ser asesinados brutalmente y el sonido mecánico de la cámara de gas. También se juega en la película con no poder identificar del todo si los sonidos que se escuchan provienen de la casa de la familia de Höss o si son del campo de concentración, por ejemplo el sonido de un bebe llorando a la distancia, podría ser el bebé de la familia como no.
Johnnie Burn explicó en varias entrevistas que para el rodaje dentro de la casa, no se utilizaron micrófonos booms, sino que se dispusieron micrófonos fijos en general en el techo a lo largo de la casa para captar momentos en simultáneo y de ese modo cuando en el film se ve y escucha una escena, de fondo se escucha lo que estaba pasando al mismo tiempo en la cocina, por ejemplo. También a medida que avanza la película, el sonido ambiente tiene mayor nivel ya que al hacer la postproducción de sonido percibieron que el oído tiende a acostumbrarse a esos sonidos, al igual que los protagonistas que terminan naturalizando los sonidos del horror de fondo.
La música compuesta por Mica Levi aparece en momentos específicos: al comienzo del film, cuando Höss va a Berlín y se muestra cómo tienen el poder en las grandes ciudades, en las escenas filmadas con la cámara térmica y en los títulos finales. En las escenas filmadas con la cámara térmica, la música aporta a generar esa fusión de fantasía y realidad entre la voz en off del padre leyéndole la historia de Hansel y Gretel a su hija y el paralelismo con la niña que trata de ayudar en los campos de concentración.

Hay un momento disruptivo dentro del film cuando, luego de ver planos detalles de flores coloridas en el jardín de la familia acompañados con sonidos del jardín y del campo de concentración, aparece la imagen completamente en rojo dándole lugar sólo a los sonidos del horror.
Desde el uso del sonido y música The Zone of Interest logra crear un universo paralelo que no se ve en la pantalla, uno construído a partir del diseño sonoro y las emociones que evocan los sonidos de la música (parecen electrónicos y parecen humanos) que apela al conocimiento del espectador sobre el momento histórico que se retrata, el del Holocausto. Es el trabajo del espectador otorgarle sentido a todo lo que se escucha por fuera de la visual de la película.
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