500 days of Summer

Existen grandes parejas en la comedia romántica. Desde aquellos extraños amantes de Annie Hall (1977, Woody Allen) hasta ese par de neuróticos en When Harry meet Sally (1989, Rob Reiner) o incluso ese obsesivo amor entre Joel y Clementine en Eternal sunshine of the spotlight mind (2004, Michel Gondry). Se tratan de parejas que tienen sus problemas, encuentros y desencuentros y que a veces no terminan con un final feliz. Estas parejas son protagonistas de un tipo de comedia romántica, la que explora las relaciones humanas en vez de caer en los lugares comunes de chica conoce chico y tienen que sortear un conflicto para ser felices, algo que se puso de moda a mitad de la década del noventa.

En la opera prima del director Marc Webb conviven dos aproximaciones a la comedia romántica. Durante la primera mitad de 500 days of Summer asistimos a todos los lugares comunes de este subgénero, casualmente cuando el protagonista (Joseph Gordon-Lewitt) está feliz viendo el progreso de su relación con Summer (Zooey Deschanel). Webb abraza todos estos clichés sin juzgarlos.

El conflicto se desprende en el hecho de que ella no quiere nada serio con él. Ante la construcción de las comedias románticas donde un personaje debe lidiar un obstáculo para alcanzar al ser amado, Tom se entrega a esto cual caballero ante la desdicha, pero la vida real no es eso. Y ahí es cuando 500 days of Summer entra en el terreno de las películas citadas con el aliciente de que está contada desde el punto de vista masculino.

En este caso la apuesta se redobla ya que Tom es presentado como un personaje obsesivo cuya felicidad depende de Summer, y así es como la puesta en escena parece indicarlo (hay en cada plano hay un color azul que demuestra la presencia de ella en su vida). Pero a la vez hay constantes detalles que remarcan que no es la indicada para él. Detalles que van desde un cuadro detrás del puesto donde ella trabaja que representa un globo aerostático mientras que del lado de Tom se encuentra un Cupido llorando. Incluso se puede mencionar la secuencia que transcurre en aquel karaoke donde puede verse de fondo mientras cantan un barco a punto de chocar. Detalles que Tom no ve.

Porque lo que trata 500 days of Summer es sobre la incapacidad de la mirada humana. El gran problema de Tom es que nunca la conoce a Summer, solo resalta sus superfluas virtudes y espera que el amor le salve la vida, mientras que no ve que esta es una historia de superación personal. Una escena ejemplifica perfecto esto. Se trata de aquella en la que los dos protagonistas viajan en auto, pero la cámara se sitúa desde el lado de ella con el fondo de unos edificios (lo que había estudiado Tom). El por supuesto no lo ve porque está enfrascado en si son o no una pareja. Lo mismo ocurre en la famosa escena expectativa/realidad. El nunca ve que ella tiene un anillo, ve a lo lejos como Summer se divierte con otros. Por eso cuando la realidad golpea y no puede evitarla es cuando cae en un pozo depresivo.

Por eso tal vez la última escena es tan traidora a esta coherencia interna. Al presentar el personaje de Autumm no solo invalida todo lo que Tom había aprendido sino que introduce un personaje que nunca había sido mostrado ni siquiera de fondo. Este detalle junto a un innecesario narrador que termina subrayando cuestiones que son evidentes atentan contra una película que presenta en la dupla Lewitt/Deschanel su fuerte.

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