Una de mis franquicias de acción cinematográficas favoritas es la iniciada por The Terminator (El Exterminador) en 1984 que, pese a tropiezos ocurridos después de su magnífica secuela Terminator 2: Judgment Day (Terminator 2: el juicio final), es innegable la influencia que esta saga sigue ejerciendo en la cultura popular.
Pese a ser calificada como una obra de acción, la primera película en la cual Arnold Schwarzenegger interpreta al robot infiltrador modelo T-800, toma considerable inspiración del cine de terror, particularmente el subgénero Slasher («cuchillada» o «corte» en inglés), el cual abarca historias en que un grupo de personas están siendo constantemente perseguidos por un psicópata que asesina brutalmente a sus víctimas.
Entre los films más reconocidos de este subgénero se encuentran las sagas de Scream, Friday the 13th (Viernes 13, con Jason Voorhees), A Nightmare on Elm Street (Pesadilla en la calle Elm, con Freddy Krueger), y muchos más.
Algunas de las características compartidas por estas obras incluyen la presencia de un villano (sobrenatural o no) que no tiene motivos que van más allá de matar personas, que prefiere hacer uso de armas blancas (cuchillos, hachas, etc ) en vez de armas de fuego, policías incompetentes, transcurrir en lugares aislados, entre otras.
Un Slasher desde otra Perspectiva
En The Terminator, con el titular robot en el papel de antagonista principal, es notable cómo James Cameron intentó desviarse de la fórmula mencionada anteriormente, brindando explicaciones a distintos elementos presentes en películas Slasher, así como retratar situaciones comunes en este tipo de films de manera diferente a como suelen ocurrir.
Por ejemplo, desde el inicio, el T-800 utiliza armas de fuego, con el propósito de asesinar a su objetivo de la manera más eficiente posible, sin importarle si éste sufre o no, un notable contraste con el arquetipo de villano Slasher.
Asimismo, comete todos sus asesinatos en base a un objetivo concreto, dado que cuando mata a las otras dos mujeres llamadas también Sarah Connor (Linda Hamilton), este acto no era parte de una matanza, sino un medio para llevar a cabo su misión, a raíz de que inicialmente no estaba seguro de cuál era la persona que buscaba.
Partiendo de otro punto de vista, el film no retrata a la policía de Los Ángeles como incompetentes, con la escena en la que el Terminator irrumpe en la jefatura y masacra un gran número de oficiales ilustrando como resultaría un combate entre humanos normales y una criatura sobrenatural (o de ciencia ficción en este caso) que aparece repentinamente, sin tener información sobre como vencerlo, a diferencia de Kyle Reese (Michael Biehn), soldado que viene del futuro y el héroe de esta película.
Por último, pero no menos importante, el T-800, al estar construido para misiones de infiltración, no tiene una apariencia amenazante similar a antagonistas como los anteriormente mencionados Jason Voorhees y Freddy Krueger. Se asemeja a un humano normal, capaz de deambular por las calles de la ciudad sin llamar la atención hasta el momento en que encuentra a su objetivo.
Regreso como héroe
En 1991 se estrenó la que es posiblemente una de las mejores secuelas de la historia del cine, Terminator 2: Judgment Day que, para sorpresa de los fanáticos de su antecesora, el personaje de Schwarzenegger, un nuevo robot pero del mismo modelo que en la historia anterior, no tendría la misión de eliminar a Sarah Connor y a su hijo John (Edward Furlong).
En esta nueva aventura, la resistencia en el futuro lo reprogramaría para proteger a éstos dos individuos del T-1000 (Robert Patrick), un androide avanzado hecho de una especie de metal líquido que le permite cambiar de forma y crear herramientas simples como cuchillos, palancas, etc.
La revelación en esta secuela del T-800 como el verdadero héroe está construida de manera impecable.
Al igual que en The Terminator, la introducción de este robot consiste en aparecer repentinamente y dar una golpiza a un grupo de delincuentes para robarles ropa y un vehículo, haciendo que el espectador crea que el resto de la trama ocurrirá de manera similar a la anterior entrega.
Por su parte, la primera aparición del T-1000, si vemos la película creyendo que está del lado de los buenos, no hace que opinemos de manera diferente. Si bien ataca a un oficial de policía y le quita la ropa, es muy similar a lo que hizo Kyle Reese cuando llegó al pasado por primera vez. Además, no parece que haya golpeado al oficial con demasiada fuerza, por lo que esta escena cobra un nuevo significado una vez que el espectador descubre el poder de este androide de convertir sus partes del cuerpo en armas.
Desde otro ángulo, este nuevo villano también comparte características con otros antagonistas de Slashers, como una preferencia a las armas blancas que a las armas de fuego, además de que su habilidad de imitar la voz y apariencia de otros seres humanos lo vuelven un oponente tanto aterrador como formidable, por lo que era necesario combatir fuego con fuego, usar una máquina similar para derrotarlo.
Conclusión
Estas dos películas se han convertido en íconos de la cultura popular, en gran medida gracias a sus fantástico guión e increíbles efectos especiales, siendo homenajeadas y parodiadas incontables veces.
Aún siendo emblemas del género de acción, combinaron a la perfección elementos de este género con el del terror, ofreciendo al espectador una aventura que era capaz hacer sentir miedo y aceleración en igual medida, además de que, con los avances de las IAs (Inteligencias Artificiales) y la robótica en los últimos años, hace que nos sintamos paranoicos respecto de nuestras computadoras.
En resumen, dos clásicos entre los clásicos del cine de acción y ciencia ficción que considero que todos deberían ver al menos una vez, y que hasta el día de hoy siguen inspirando a muchos guionistas en la creación de sus propias historias.
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