En American Fiction, película muy reconocida durante la temporada de premios del 2023, se relataba cómo algunas obras literarias obtenían muchos galardones y eran alabadas por lo progresistas que eran pese a en realidad contar con muchísimos estereotipos sobre la cultura negra, como señalaba y hasta enfurecía al personaje interpretado por Jeffrey Wright. La obra reflejaba algo que ya sucedía, pero que se vio acentuado en el último tiempo con Emilia Perez.
Un capo del narcotráfico mexicano, Manitas, desea cambiar de sexo. Para ello, contrata a una abogada, interpretada por Zoe Saldaña, para que realice todos los trámites necesarios. Sin embargo, no cambia solo de sexo, sino de vida: se lo declara muerto hasta para su propia familia, y en su lugar nace Emilia Pérez. Pasan unos años, cuando ella reaparece queriendo tener de nuevo a sus hijos cerca y arrepentida de todo su pasado delictivo previo.

Partiendo de la base de cómo está manejada la transición de la protagonista, hay un elemento estructural de toda la película que está planteado de manera torpe y errónea. Si bien se menciona que su transición está motivada por una disforia, se la trata más como si fuera un cambio de identidad para evadir sus crímenes pasados. El retrato inexacto de lo trans se extiende a lo largo de toda la obra, tanto en los comentarios de otros personajes, como los niños, que le dicen que sigue con el olor del padre, en la forma en se trata el uso del deadname, es decir, el nombre previo a la transición, o en la manera banal y mal ejecutada en la que trata el tema en la sección musical “La vaginoplastia”.
Esto también se manifiesta en que ya transicionada, se angeliza de forma total a su personaje, como si el hecho de ser mujer eliminara en ella toda responsabilidad de sus actos y toda su personalidad delictiva fuera transformada. El intento de redención que realiza es fundando una organización para ubicar y devolver a los familiares de las víctimas sus cuerpos, cuando en realidad más que una redención es una forma hipócrita de cubrir sus crímenes. Esto podría ser mejor tratado si el personaje continuara siendo ambiguo, con capas grises o con rasgos de antihéroe. Pero al ser resaltada como alguien sumamente bondadosa y sin responsabilidad en lo sucedido, se complica su desarrollo de personaje.

La otra principal problemática radica en las desapariciones en México relacionadas con el narcotráfico. El director Jacques Audiard se declaró explícitamente ignorante respecto a este tópico y ni siquiera tuvo interés en investigarlo de forma profunda. Eso se ve reflejado en la película tanto con la liviandad con la que el hecho es tratado como su aproximación genérica. En un cartel de la película se puede ver el rostro de Hebe de Bonafini, Madre de Plaza de Mayo, como si fuera una figura más de tantas, y como si los desaparecidos en México fueran equivalentes a los desaparecidos en Argentina, cuando son hechos de dos épocas diferentes, motivados por sucesos totalmente diferentes. Si el hecho se utilizara como un distante telón de fondo para contar otro relato, podría llegar a ser entendible la poca profundización en el hecho histórico. Pero termina siendo en gran parte el núcleo de la película, por lo que no sale para nada airoso de ahí.
A esto se le suma la casi nula participación de mexicanos en el equipo de producción y en el casting. Entre los roles principales, solo Adriana Paz, quien interpreta al interés romántico de Emilia Pérez, es de dicho país. Dejando eso de lado, las interpretaciones de Karla Sofía Gascón y de Zoe Saldaña están ajustadas a la trama. Sus personajes no deslumbran en tridimensionalidad, pero aún así logran dar actuaciones de su talla. Selena Gómez, por el contrario, desentona constantemente por su acento forzado. Las interpretaciones en general recaen también en lugares comunes y estereotipados.

En referencia al musical en sí, hay una puesta en escena pobre y mediocre. Como en la reciente Joker 2, la gran mayoría de los números son anticlimáticos, con una espectacularización nula y con rangos de voces que suelen ser monocordes. En algunas hay una búsqueda relativamente interesante, como en la sección de “El alegato” o en “El camino”, en donde hay cierta intención almodovariana, pero en general sorprende el mal uso del español en extraños modismos y en letras que no suman a la trama, sino que hasta la estancan o la retrasan.
En mi opinión, de ser así, hubiera sumado más a la obra que sea un drama liso y llano, sin utilizar el género musical. Dado su tratamiento, parecería ser una decisión arbitraria más que un conducto para transmitir cierta visión estética desde un comienzo. El contraste con otro reciente musical, que si bien está muy alejado en tono como lo es Wicked, es enorme, ya que allí sí se ve cómo el gen de aquel género está íntimamente entrelazada y orgánica respecto a lo que propone.

Pero tal vez la falla más grande de la obra es cómo pretende tratar tantos de estos tópicos delicados a la vez y dar cierta sensación de profundidad y sofisticación con una trama épica y grandilocuente, cuando en el fondo el desarrollo y el tratamiento es de una torpeza, banalidad y ridiculez flagrante. Hay muchas buenas ideas, pero parecería como si se hubiera filmado un boceto de ellas; al final, la ejecución termina siendo pobre y vacía.
Es entendible la ola de opiniones positivas y de premios de parte de una industria que, en tiempos de un segundo mandato de Trump, quiere proclamar a todas las fuerzas su progresismo. Pero la elección de Emilia Pérez como la obra que vendría a ser la embajadora de este movimiento es problemática, y más aún con una victoria tan acentuada y reiterada. Parecería haber una falta de autoconciencia en la manera estereotipada y torpe con la que se desarrolla, como bien remarcó American Fiction en su momento con este tipo de narrativas. Podría haber habido otra película que llenase el casillero en la representación latinoamericana y trans, pero se ve que este año le tocó ocuparlo a Emilia Pérez.
Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Peliplat y Erramundos.
Publicado el 22 de enero del 2024, 5.14 PM | UTC-GMT -3.
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