¿Tiene sentido la vida cuando un asteroide puede DESTRUIRNOS en un segundo? 

Inesperadamente en estos días se generó un paralelismo cinematográfico en mi cabeza después de leer la noticia de que, probablemente y aun con muchas dudas al respecto, un asteroide llamado por la NASA “YR4” podría impactar en nuestro planeta en el año 2032. Sí, yo también pasé los últimos días del 2012 pensando que la profecía maya se iba a hacer realidad, y escuché tantos cuentos sobre el fin del mundo que a esta altura ya no sé si creer o no en ellos. Pero volviendo a mi esencia, y quitando toda ciencia e historia de la ecuación, no podía dejar pasar de largo dos películas que abordan de manera bastante diferente los sentimientos de saber que un asteroide nos va a aniquilar. La sola idea resulta tan poderosa como reflexiva. ¿Qué podemos hacer ante un evento de tal magnitud? ¿Cuáles son nuestras chances de sobrevivir? ¿Quién lo decide? ¿Qué habríamos cambiado de haberlo sabido antes?

Si hay algo que siempre tuve claro desde que empecé a tener noción de mí mismo como individuo fue que, no importa qué tanto haga, siempre hay algo más grande que tiene total control sobre nosotros, y no tenemos la verdad de nada. Puedo llamarla naturaleza, poder del cosmos, lo desconocido. No lo sé. Lo que sí sé es que no somos dioses y nos considero simples hormigas en un bosque infinito. Entonces te preguntarás ¿para qué vivo? ¿con qué propósito? ¿qué me impulsa a levantarme de la cama todas las mañanas? No voy a ser tan cursi como Nolan y decir que el amor es lo único que trasciende el tiempo y el espacio, pero tampoco me voy a poner pesimista en modo Kubrick y pintar a un bebé enorme al lado de nuestro planeta para descolocarme la cabeza y decir “fuck off!”.

En esa constante reflexión que a veces no me deja dormir Melancolía (2011) y No Mires Arriba (2019) son dos títulos modernos que puedo acoplar bastante bien en este intento de redireccionar la noticia sobre la inminente llegada asteroide, a pesar de que tienen todo para ser dos obras completamente dispares (si se mira desde varios ángulos). La obra de Von Trier propone un acercamiento íntimo a la idea, diría más simbólico que realista. Pero aun así es asfixiantemente hermosa y tiene uno de los finales más desoladores que haya visto en un cine. Completamente devastador, desesperanzador.

En ella Charlotte Gainsbourg interpreta a Claire, una desequilibrada (cuando no) mujer que comienza a perder la razón luego de descubrir, en medio de la tensa boda de su hermana Justine (y gracias a un pequeño detalle en las estrellas que percató), que un planeta llamado Melancolía se está acercando lentamente al nuestro en un extraño movimiento de rotación. Pero la película no nos muestra esta relación entre este cuerpo celeste y las personas involucradas como si fuera una advertencia para toda la humanidad. Los científicos no están al tanto, la prensa y toda política alrededor parecen no interesarles el tema, y la historia se enfoca únicamente en cómo estas personas lidian con el inminente choque. ¿Una metáfora visual del crecimiento desmedido de la paranoia en la sociedad?

La propuesta es única, como todas las del realizador danés. Pero ¿qué pasaría si el planteamiento fuese al revés? ¿si se supiese la existencia de un asteroide que se va a estrellar contra la Tierra gracias a las advertencias de dos científicos altamente calificados, y nadie les hiciese caso? Es más, ¿qué pasaría si, agregado a esto, todos se le riesen en la cara y les den importancia a temas demasiado banales que básicamente nada aportan a lo que sería una más que posible extinción del ser humano? Adam McKay se hizo la misma pregunta hace algunos años, e inspirado por el reporte del IPCC (International Panel on Climate Change) del año 2018 cimentó una comedia de tono reflexivo que sirve como un espejo distorsionado sobre la estupidez colectiva del ser humano, y en donde Leonardo Di Caprio entrega, probablemente, uno de los mejores monólogos de los últimos años.

Temas como la indiferencia y la frívola naturaleza del ser humano son tocados en ambas obras. Nos hemos convertido en seres egoístas que buscan constantemente sus quince minutos de fama sin que importen las consecuencias o trivializando cosas que no merecen su lugar en discusiones importantes ¿Cómo llegamos a tener tanto conocimiento para los avances científico/tecnológicos de los que somos testigos hoy en día, pero tan jodidamente estúpidos como para creer que un meme puede salvar el planeta? ¿Dónde quedó enterrada la lógica, cuando veo que la norma establecida para “ser alguien” en la actualidad parece estar determinada por la idea de que la estupidez debe ser visto como algo normal?

A su manera Von Trier y McKay plantean debates que invitan a pensar cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos: entendiendo que somos seres individuales que sí podemos lograr algo por más mínimo que parezca, hasta la noción de reconocer que irónicamente (y tal vez) a veces estamos solos en este planeta, que nadie parece escucharnos, y que pase lo que pase (y escribiéndolo con una lagrima en mis ojos) no existe ningún arma que pueda detener un cometa.


POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 19 de FEBRERO del 2025, 20.22 PM | UTC-GMT -3


¿DÓNDE LAS PODES VER? ‘Melancolía’ no se encuentra en ninguna plataforma de streaming y ‘No Miren Arriba’ se encuentra en Netflix


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