Hace unos meses publiqué en Peliplat un artículo sobre algunos puntos de la trama de “Lost Highway” pero desde el punto de vista de la interpretación, ya que no creo que existan respuestas definitivas para entender al cine de David Lynch, pero si para interpretarlo, parafraseando a Marx (Groucho) esta es mi interpretación, y si no le gusta, tengo otra.
El mundo cinematográfico de David Lynch vive entre la realidad pura y dura y los sueños más horribles y perturbadores, donde lugares “perfectos” no lo son y en realidad esconden pequeños infiernos dantescos. Como esos pequeños pueblos de mierda que comparten un romanticismo poético pero contienen lo peor del ser humano (como en Twin Peaks), otros, como este Lumberton, presentan una fachada trucha por delante con su buena onda suburbana: un sentimiento que forma la esencia de "Blue Velvet”, una película única y a menudo incomprendida de Lynch.
Gran parte del trabajo de Lynch desafía el análisis objetivo, ya que las ideas fundamentales que inserta en sus historias parecen abstractas y en principio elusivas, pero siempre están ancladas a la realidad de maneras aterradoras. Aunque "Blue Velvet" contiene una de las narrativas más lineales en la obra de Lynch, mucho, muchísimo más complejas son "Inland Empire" o "Mulholland Drive”, las representaciones gráficas de impulsos psicosexuales tienden a confundir al público general, con su fusión de lo real y lo fantástico contribuyendo a una experiencia entendiblemente desorientadora.
Los temas que atraviesan "Terciopelo azul" se transforman según el lente con el que se experimente la película, ya que Lynch lleva las ideas tradicionales de significado inherente y causalidad a extremos insoportables con imágenes surrealistas destinadas a evocar una reacción profunda y subconsciente. Por eso frases como "¿Qué carajo es esto?" se vuelven inútiles, ya que no se puede asignar un significado lógico de principio a fin. Sin embargo, podemos intentar desentrañar los temas más amplios entretejidos y subyacentes en el film, aquello que podrían significar dentro del contexto de los eventos que entendemos, y cómo Lynch utiliza contrastes arquetípicos para retratar la atracción vertiginosa de la nostalgia hacia un pasado que no es tan rosita como nos gustaría creer.
La maldita oreja cortada y podrida
El comienzo de "Terciopelo azul" es el cuadro perfecto de romanticismo nostálgico, casi pintado por Norman Rockwell, repleto de cercas blancas, rosas rojas vibrantes y hermosos céspedes que contribuyen a la fantasía del suburbio americano. Este sueño se rompe casi de inmediato cuando el Sr. Beaumont sufre un derrame cerebral mientras riega su césped, con la cámara desviándose hacia lo que oculta un trasfondo sucio que se pasa por alto deliberadamente en favor de la belleza idílica. Cuando Jeffrey Beaumont (Kyle MacLachlan) camina por los senderos de su vecindario, descubre una oreja cortada infestada de hormigas, fascinado por su presencia y lo que representa. Aunque la oreja cortada actúa como el catalizador para la investigación de Jeffrey, también marca su viaje hacia el otro lado, un rabbit hole que lo atrae con promesas de extremos moralistas.
Lynch se adentra más en el canal auditivo para desentrañar lo que ocurre a continuación, utilizándolo como un conducto hacia un reino adyacente al que se nos presenta, como un espejo oscuro impregnado de violencia directa e impulsos extraños. Este reino oculto expone las hipocresías de su gemelo, donde este mundo no tiene espacio para la inocencia ni la ingenuidad. La curiosidad de Jeffrey por adentrarse en este sórdido inframundo puede verse como un rito de paso desagradable donde se expone a los recovecos ocultos de la violencia y el deseo psicosexual, que a menudo van de la mano en este mundo. Un tipo de surrealismo lynchiano también impregna esta realidad, ya que Jeffrey se encuentra en situaciones mundanas con un tinte onírico, como cuando el extravagante personaje de Dean Stockwell imita la canción "In Dreams" de Roy Orbison, lo que mueve a Jeffrey a perseguir una nostalgia esquiva. La oreja es un recipiente para la transición hacia emociones profundamente inquietantes pero visceralmente incrustadas en la experiencia humana.
La primera pista de Jeffrey para resolver el misterio es la cantante de club Dorothy (Isabella Rossellini en su pico estético), una mujer a la que desea desesperadamente salvar de las garras de Frank (Dennis Hopper), un agresor sádico que controla el destino y la autonomía de Dorothy. Inicialmente, Frank surge como la antítesis del heroísmo ingenuo de Jeffrey, el principal sospechoso frente a su novato detective, cuyo tipo de maldad se siente como una aberración en un pueblo percibido como idílico. La sexualidad de Frank solo se canaliza a través del abuso, el control y la ira, y el extraño gas que inhala (como un proto Immortan Joe) entre estos actos de brutalidad lo hace parecer muy alejado de cómo funcionan la mayoría de los humanos. Este hombre respira de una manera diferente y canaliza sus emociones en extremos impredecibles, exponiendo represiones psicosexuales profundas y nociones distorsionadas de la masculinidad. La vulnerabilidad tierna no está en el vocabulario de Frank: representa un mal desenfrenado demasiado temeroso de la luz, ya que podría exponer las falacias frágiles que contribuyen a su naturaleza agresiva y volátil.
Hay una insana obsesión de Frank con Dorothy que de alguna manera se extiende a Jeffrey, ya que no solo es una cuña que perturba su fantasía de control sobre ella, sino también un objeto de los deseos reprimidos de Frank, que se expresan a través de la toxicidad enferma que manifiesta.
Lynch ama a las mujeres, dicho esto, aquí están expuestas como extremos patriarcales que culminan en arquetipos bastantes deshumanizantes. Dorothy representa la típica fantasía seductora masculina con elementos que son tan atractivos como repulsivos para Jeffrey, Sandy (Laura Dern) es el epítome de la inocencia (sexual) que encarna el arquetipo de "la vecina de al lado." Jeffrey alterna entre las dos mujeres después de ser introducido a la perturbación de la realidad suburbana aprovechando su voyeurismo. Si la caída de Jeffrey en este rabbit hole es un rito de paso, entonces su relación con Dorothy es una transición a la adultez, que completa con el sexo y el sadomasoquismo.
Cuando a su pedido golpea a Dorothy durante el sexo, Jeffrey siente culpa y vergüenza buscando refugio temporal en Sandy, quien simboliza un regreso a lo mundano.
Para Jeffrey, Sandy representa el “american dream”. El sueño naif de amor eterno aunque ella ignora la violencia que nutren todos los actos, la ignorancia en este caso, es una bendición.
No hay respuestas objetivas para explicar las realidades cíclicas, enfermas, perturbadoras e interconectadas en "Blue Velvet", ya que las imágenes son una parte intrínseca de la construcción visual y temática de la película. Los personajes son todas a su manera depredadores, similares a insectos, acechan bajo la cama, el césped. Con el tiempo, estas metáforas de insectos se vuelven más obvias, solo hay que prestar atención.
Jeffrey, está lejos de ser un observador calladito; es un participante activo que se encuentra atrapado entre ser ciudadano modelo y un animal, donde la búsqueda de redención sólo podría llegar después de matar el mal y volver a la normalidad. La paz del terciopelo azul es solo temporal, ya que muestra las cicatrices de la violencia, física y psicológica donde no hay ni buenos ni malos, solo gente rota queriendo romper a otros. .
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