Enemy: Un final que lo cambia todo

Spoilers

Enemy:

Un final que lo cambia todo

¿Alguna vez el final de una película te ha hecho sentir tan desconcertado como para cuestionar todo lo que viste en esas dos horas de metraje?

Seguro que tienes muy buenos ejemplos (alerta de spoilers): desde el psicólogo fantasma que descubre estar fallecido hasta el final de El Sexto Sentido, pues contrario a nuestras expectativas, sólo podía ser visto por el niño que ve gente muerta; pasando por el terriblemente ambiguo final de El Origen, que nos hace dudar de si realmente Dom Cobb completó su misión y logró salir con éxito del limbo tan solo segundos antes de que la pantalla se ponga en negro; así como el desgarrador desenlace de Incendios que nos dejó helados y todavía causa daño en nuestra psique cada que lo recordamos.

Es innegable que M. Night Shyamalan, Christopher Nolan, y Denis Villeneuve, son expertos a la hora de retorcer la trama para provocar un desenlace tan impactante que inevitablemente se queda impregnado en tu mente. Y no son los únicos, ya que David Fincher, Darren Aronofsky, Jordan Peele, y ni hablar de David Lynch, han conseguido contar historias sobre hielo delgado que termina colapsando antes de terminar, dejándonos, cuando menos, estupefactos.

Pero volviendo con Shyamalan, Nolan, y Villeneuve, si algo les sobra a estos directores además de talento e ingenio, son exponentes perfectos del “plot-twist”. No olvidemos sus obras más controversiales, como La Aldea (Shyamalan), Memento (Nolan), y la película de la cual quiero hablar: Enemy, de Denis Villeneuve.

Un profesor universitario descubre en una película a un actor idéntico a él, obsesionándose con encontrar a este “doppelgänger” para entablar conversación con él con la esperanza de esclarecer la situación, o tal vez, dotar de sentido su monótona existencia. Pero por más inverosímil que resulte la trama, nunca estaremos preparados para el giro final.

Jake Gyllenhaal ya tiene la mala costumbre de actuar en películas que se meten en tu cabeza, pero cuando pensamos que ninguna superaría a Donnie Darko, firmó contrato con Villeneuve y se propusieron romper nuestra mente.

Espero no me malentiendan. Me gusta que los directores, o incluso los escritores (por favor, no olvidemos a Charlie Kaufman) reten nuestra atención y jueguen con nuestro intelecto. Hay que respetar cuando los autores no te toman por tonto. Es satisfactorio resolver un buen thriller antes de que termine, siguiendo las migajas de pan que te fueron dejando en cada cuadro y cada palabra de diálogo. Pero a veces esas migajas no son suficientes para alimentar nuestro famélico cerebro.

Basado en el libro de José Saramago (ya empezamos fuerte) titulado El hombre duplicado, es que el director canadiense se sirve para contarnos una historia tan intrigante e inmersiva que parece envolverte en su telaraña para que una vez embelesado, seas aturdido por una araña gigante cual inocente mosca. Y es que esa última escena me hizo cuestionar si la película se trataba de un thriller, un drama, una película de aliens, de ciencia-ficción, o incluso de monstruos. Honestamente no tenía idea.

A continuación la trama de la película con spoilers:

La película es un thriller psicológico inspirado en un libro inadaptable (según mi propia profesora de universidad, que era ferviente fan del escritor portugués). En la historia, Adam Bell, el lúcido profesor universitario cuya existencia se siente repetitiva y vacía al grado de la enajenación social, se vuelve drásticamente obsesionado con el extra de una película recomendada por un colega cuando nota el aterrador parecido físico que comparten.

El profesor Bell intenta a toda costa encontrar a su doble, un actor llamado Anthony Claire. Cuando finalmente logran reunirse se da cuenta de lo diferentes que son: mientras el profesor es recatado e intelectual, el actor es grosero y lascivo. Pero pese a su diferente carácter, su cuerpo es exactamente idéntico, incluyendo una distintiva cicatriz que atraviesa el abdomen de ambos.

El desafortunado encuentro cargado de dudas, desconfianza y sospechas, llevan a Anthony a sospechar que Adam embarazó a su esposa Helen, por lo que ahora él quiere involucrarse sexualmente con Mary, la novia de Adam. El ritmo se torna aún más caótico cuando Anthony visita a Mary en un hotel para acostarse con ella, pero tras sospechar que el hombre no es realmente su pareja, ella le pide que la regrese a casa. En el frenético camino de vuelta, ambos discuten mientras Anthony conduce a gran velocidad, provocando un accidente que parece terminar con la vida de ambos.

Adam, entonces, decide adoptar la vida de Anthony junto a la esposa de este. Pero como mencioné antes, aunque la caótica trama parece enrevesada e inverosímil, pero lineal, la última escena nos saca por completo de órbita. Adam se pone la ropa de Anthony decidido a hacerse pasar por él ahora que su vida anterior está arruinada, y le pregunta a Helen (que realmente era pareja de Anthony) sobre sus planes para la noche, ya que él estará ocupado. Helen, que entró a vestirse a su cuarto después de bañarse, parece no escucharlo porque no le responde. Ante su falta de respuesta, Adam va a buscarla a su habitación sólo para descubrir a una araña gigante (del tamaño de la habitación) en su lugar. Adam mira al enorme arácnido decepcionado, pues este final, aunque totalmente arrollador y desconcertante, se venía anunciando desde la primera escena.

Las arañas:

La película comienza con el protagonista (en ese punto no sabemos si se trata de Adam o Anthony) caminando por un pasillo de un edificio bastante cuestionable con una llave entre sus manos. Éste es guiado por otro hombre hasta llegar a una puerta. Con su llave la abre para introducirse a un retorcido espectáculo erótico de sexo en vivo atestiguado por hombres poderosos. Finalmente, una bandeja dorada de metal es postrada sobre el suelo del escenario y una mujer desnuda de tacones altos se aproxima ante ella a la vez que es destapada sólo para encontrar una tarántula viva adentro. La tarántula camina fuera de la bandeja y la mujer lentamente se aproxima ante ella y le coloca su tacón encima ante la mirada cansada y aburrida del protagonista.

Desde la introducción, las tarántulas son presentadas como una parte esencial y oculta dentro de la psique del protagonista: alguien roto, incapaz de encontrar satisfacción en los fetiches más bizarros y específicos.

A través de la trama, se puede ver a una araña gigante caminando lentamente sobre la ciudad de Toronto (lugar donde se sitúa la historia) cual delirio del género “kaiju”.

“El caos es orden aún sin descifrar”.

Y es que la historia no habla más que del protagonista siendo víctima de su propio delirio y sus propias aflicciones. Realmente no hay Adam y Anthony. Ambos son el mismo hombre separado por el tiempo y por distintas experiencias de su vida, pues la película realmente no es lineal (así es, nos han hecho un “Nolan”).

Asimismo, en una escena también podemos presenciar que Adam tiene una foto de su doble con una misteriosa mujer que aparece cortada en la foto. Pues es él mismo con su anterior pareja.

La presión del protagonista para conciliar el éxito de su carrera actoral, así como su imposibilidad de llevar una relación monógama, poco a poco lo hacen quebrarse y dividirse en dos alteregos. La exigencia de su madre por dejar la actuación aunado a su inestable vida en pareja, de cierta forma le hace relacionar sus problemas (y posiblemente a las mujeres de su vida con las que no es capaz de relacionarse sanamente) con arácnidos de gran tamaño.

Y es que como las arañas, esta es una película que te atrapa, te envuelve y te devora violentamente. Pero que una vez termina, sigues enredado en su telaraña, una tan rara e inmovilizadora, de la que te costará trabajo salir.

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