Sin Novedad en el Frente (1979)

Este film me marcó desde la primera vez que lo vi allá por el invierno de 1999, algo cambio en mí. En ese momento tenía 15 años y ya estaba empezando a tener conciencia sobre las guerras y sus terribles consecuencias. Se trata de un tele-film adaptación de la novela homónima “Sin Novedad en el Frente” (1929) del escritor alemán y ex combatiente Erich Maria Remarque. Este filme no tiene nada que ver con el de 1930 dirigido por Lewis Milestone, mas allá de ser una trasposición de la misma novela, sin la fama, ni reconocimiento de la de Milestone.

Dirigida por Delbert Mann, posee un elenco excelente repartido entre actores consagrados como Richard Thomas, Ian Holm, Donald Pleasence, Ernest Borgnine, Patricia Neal y actores poco conocidos hasta ese momento como Matthew Evans, George Winter, Dai Bradley entre otros.

La historia transcurre durante la Primera Guerra Mundial, en el año 1916, Paul Baumer (Richard Thomas) el protagonista (alter ego de Remarque) es un adolescente soñador a punto de finalizar el secundario. Junto a sus compañeros de clase Kropp, Leer, Kemmerich, Behm, Muller, entre otros, es adoctrinado por su profesor Kantorek (Donald Pleasence), para que al salir del colegio, se enlisten y “cumplan con su deber” por la patria y por el Kaiser.

Ellos siguen su consejo y entran al ejército. En los cuarteles ya comienzan a sentir los rigores y los sacrificios de la Guerra. Abusados por el cabo Himmelstoss (Ian Holm), su oficial entrenador, parten hacia el frente donde ya experimentan en carne propia lo que es la guerra de trincheras. Ataques y contra ataques, avances y retrocesos que se cuentan por metros a consecuencia de cientos de vidas tal como narra el protagonista.

Son recibidos y cuidados casi de forma paterna por el veterano soldado “Kat” Katczinsky (El gran Ernest Borgnine). El tiempo transcurre y los jóvenes se van convirtiendo en soldados endurecidos aprendiendo a convivir con la muerte, el barro, las ratas, el hambre, las enfermedades y demás padecimientos. Paul empieza a sufrir la muerte de sus compañeros a medida que avanza la película. Luego de ser herido, regresa de licencia a su hogar pero se da cuenta de que ya no pertenece a ese lugar, a su antigua vida, a su familia. Su único hogar es el frente y su visión de la vida se limita a matar y morir.

El filme, si bien no es tan fiel a la novela, conserva una atmósfera sombría y de desolación que predomina en ésta desde la fotografía y la banda sonora. Podemos sentir en carne propia como Paul y sus compañeros pasan del idealismo a la desilusión. La narración si bien es clásica, posee algunos flashback muy interesantes que colaboran a generar los climas de las secuencias. Las imágenes son crudas, cargadas de emoción y realismo.

El punto de vista siempre lo lleva Paul, junto a sus comentarios en off, al igual que en la novela, al final el punto de vista cambia, ya no es Paul, sino que es un soldado mas que ha muerto en la guerra. Tanto la novela como el filme, no dejan explicito totalmente que Paul muere, pero se da a entender en un recurso muy interesante.

La película al igual que la novela, un mensaje anti belicista muy contundente que de una guerra no puede sacarse nada positivo.

Este filme se encuentra entre mis filmes favoritos. Todavía provoca en mi esas sensaciones de aquella primera vez.

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