¿Cómo se reconstruye The Last of Us?

La segunda temporada de la serie The Last of Us dio un giro que dejó a más de uno boquiabierto. Otros ya se esperaban lo que iba a suceder porque conocían el videojuego original en el que está basada esta historia e igualmente generó alto impacto. La pregunta que nos haremos en este artículo es cómo hace una narración para ordenar su estructura antes y después de semejante pérdida. Atención, habrá algunos spoilers de lo que sucedió en el segundo capítulo de esta nueva temporada.

La construcción de la primera temporada

The Last of Us es una serie basada en un videojuego que, en su primera temporada, tiene el trabajo de mostrarnos un mundo distópico en el que un hongo se apodera de los muertos y los hace vivir como monstruos voraces. Los “zombies” a los que llaman “clickers” son tomados por el cordyceps y van apropiándose del mundo que una vez fue de los humanos.

Dentro de esta suerte de apocalipsis aparecen nuevas formas de ordenarse socialmente. La hostilidad es moneda corriente y los grupos sectarios se organizan en pos de la supervivencia del más fuerte. Esta historia se centra en personajes que viven con la contradicción que los impulsa a entregarse a la lógica salvaje o pujar por los valores que hicieron alguna vez vivible el mundo.

Entonces tenemos una historia que eligió en una primera instancia poner los conflictos humanos por encima del efectismo puro de las hordas de zombies y la acción. Nos encontramos con un drama que deja de manifiesto los dilemas morales de cada personaje y, centralmente, una historia de tipo “padre e hija” complicada, rota.

En el final de la primera temporada tuvimos la demostración máxima de lo que el personaje de Joel (Pedro Pascal) era capaz de hacer por Ellie (Bella Ramsey). Las Luciérnagas estaban dispuestas a sacrificar a Ellie por el bien común, por la posibilidad remota de encontrar algún tipo de antídoto, dada su rara inmunidad. Joel destruido por la pérdida de su hija biológica al comienzo de este caos se siente impulsado por un deseo paternal de salvarla y cuidarla como propia.

Pero en el camino lleva adelante una matanza en el hospital y en la segunda temporada conocemos a Abby (Kaitlyn Dever), hija de uno de los muertos, que busca venganza. Esto nos lleva desde el instante que sucede a preguntarnos si Joel puede seguir adelante sin que esto pese sobre sus hombros. Preguntarnos también sobre la crueldad de sus actos y también sobre la hipocresía de quienes supuestamente tienen un código ético pero deciden engañar a Ellie para sacrificarla sin que se resista.

Estos choques sucedieron y lo que se generó después narrativamente fue una exposición de ternura que nos llevó a simpatizar con la dupla de forma fuerte. Más allá de los errores de Joel, prevalece su verdadera esencia y sus intenciones de proteger lo que más quiere. Nos lamentamos junto a él pero creemos en una redención.

Segunda temporada: giros audaces y complicados

La segunda temporada lleva recién tres episodios y sin embargo nos da una infinidad de cosas para debatir y explorar: movimientos dramáticos y giros sorprendentes que duelen al espectador que estaba desprevenido.

En el primer episodio nos encontramos con una Ellie totalmente adolescente. Está harta de sentirse protegida y quiere demostrar que ya sabe todo lo que tiene que hacer, que no necesita a nadie y que no quiere hacer caso a nadie tampoco. Estas actitudes displicentes resultan chocantes al espectador. Se hace visible que comete un error detrás de otro y se pone en riesgo a sí misma y a la comunidad que los cobijó.

Algo típico de los personajes con actitudes adolescentes es que sabemos que las consecuencias aparecen, es sólo cuestión de tiempo. Suele haber en las ficciones varias advertencias pero estos personajes son especialistas en desoír y no son capaces de dar la razón tan fácilmente. Algo que se empieza a construir para el personaje de Ellie es una faceta mucho más cínica que puede aprender a dominarse para conseguir lo que quiere pero a través de la trampa y la mentira. Lo que no queda aún claro es cuál es su esencia, por qué hace lo que hace, quién es verdaderamente y qué quiere de fondo. Eso aún está opaco.

Pero en el segundo episodio hay un pico de tensión sólo comparable últimamente con series como Game of Thrones o The Walking Dead. Por un lado la horda que se despierta en la montaña y que ataca la fortaleza. Su plan de contención no alcanza para la magnitud del ataque y vemos las escenas más dolorosas de destrucción de una ciudad.

Paralelamente sabemos que Abby se acerca y un hecho fortuito la encuentra con Joel que, además, va a salvarle la vida sin saber quién es y sus verdaderas intenciones. Los engaños de Abby lo conducen a un lugar en el que la esperan sus compañeros. Acá hay algo importante que destacar: solo ella quiere una venganza basada en la tortura, el resto busca persuadirla y, aunque entiendan lo que siente, se ven incómodos por su ejercicio de la violencia, por la violación de sus códigos de ética y claramente esto será un punto clave de aquí a lo que quede de la serie.

Lo de Abby es brutal y excede cualquier entendimiento y empatía, el regodeo por la tortura sólo la emparenta con los personajes más odiados y rechazados. Joel además se entrega a su destino como si entendiera que algo de todo eso tiene cierta justicia y sólo intenta defenderse cuando Ellie los encuentra de golpe y le pide a gritos que se levante. Nuestra villana consagrada no duda ni por un instante y lo ejecuta de la forma más fría y frente a los ojos de su hija, algo así como lo que le sucedió a ella y lo que fue a saldar en ese viaje. Esa circularidad o redundancia probablemente también tenga su relevancia llegado el momento.

Demoledor como irreversible, en el segundo episodio Joel muere y la audiencia quedó atónita. Incluso quienes sabían que esto podía pasar - porque ya lo habían visto en los juegos - pensaron que podía suceder más adelante. Es bastante pronto y nos queda una temporada por delante.

Pero además todavía quedamos con Ellie en un estado rebelde que puede ser difícil para empatizar. En el tercer episodio queda claro que el shock puede significar un cambio para nuestra joven protagonista, aunque no un cambio total. El sufrimiento es genuino pero sigue asumiéndose a sí misma como centro del mundo. Justo en el momento en el que toda la ciudad tuvo pérdidas de seres queridos, Ellie busca que todos la entiendan a ella, sin que a ella le importe nadie más. Sigue siendo un personaje cínico y caprichoso que sólo se mueve por lo que quiere. Pero al mismo tiempo también hay una estrategia narrativa probable y es que el público comparte ahora un deseo con Ellie: que Abby pague por lo que hizo.

No obstante, esta distancia con Abby tranquilamente se puede trasladar a Ellie. No cualquier venganza es viable, hay un largo camino por recorrer y parte de las expectativas están siempre en la transformación de los personajes ya sea a través de la redención, el perdón o algo que pueda percibirse como justicia según nuestro mundo, a pesar de que estemos frente a un mundo distópico.

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