A lo largo de los años, uno va probando diferentes géneros cinematográficos y algunos gustan más, otros menos y otros ni siquiera podemos tolerarlos. Y está bien: no hay que ver absolutamente todo para decir que la viste. Si no tenés ganas de hacerlo, no lo hagas; es una pérdida de tiempo total y lo sabés desde antes de ir a una sala o verla en tu casa. A mí me sucede este último punto con dos clases de películas: por un lado, las live-action-remake las detesto por una infinidad de motivos que no vienen al caso porque vengo a hablar de la segunda, las biopics. No puedo tolerarlas y es casi imposible que pueda terminarlas y me ha pasado con casi todas las que he visto a lo largo de mi vida… Pero, ¿qué es lo que me irrita tanto de ellas? Bueno, para eso estamos acá, ya que finalmente vi “Better Man”, la cinta sobre la vida de Robbie Williams y me terminó fascinando. Entonces, ¿por qué unas sí y otras no?.
Primero vamos con las pertinentes aclaraciones: biopics puede ser sobre cualquier persona como Napoleón, Oppenheimer o un director como Steven Spielberg. Este género significa que se trata de una película que dramatiza la vida de una persona o un grupo de personas que han existido en la vida real, y cintas biográficas hay cientos (sino miles), pero me centraré puntualmente en las musicales para poder encasillar este artículo directamente con ellas ya que esto se dispara directamente tras ver “Better Man”, la historia del cantante británico Robbie Williams pero contada como si él fuese un mono. Entonces, lo primero que pensé al indagar sobre ella es que realmente me encantó, me pareció un film tan bello, sensible y osado que me terminó maravillando, aún sabiendo que este era un género que no me encanta. De hecho, en el medio del metraje me estaba comenzando a aburrir un poco y pensé: “por favor, no seas como Bohemian Rhapsody, te lo pido por favor”, pero Michael Gracey (director de la peli), enderezó rápidamente el barco.
Pero pará, ¿qué es “no seas como Bohemian Rhapsody”?. Y, creo que es bastante claro: la biopic de Freddie Mercury dividió aguas entre los que la amaron y la odiaron. Yo me centraré solamente en decir que con verla una vez me bastó para toda la vida. Y quizás lo que menos me gusta de ese estilo de historias al igual que, no sé, “Elvis”, “A Complete Unknown” o “Back to Black” usan la misma estructura narrativa y de personajes para intentar vendernos forzosamente una historia de la cual no estás seguro en ningún momento que todo lo que ves sea real, parcialmente real o directamente falso para intentar mejorar la trama de la película, lo cual me parece perfecto y correcto, pero me cuesta muchas veces dilucidar si estoy viendo un documental o una ficción. Y eso, sinceramente, me termina molestando ya que, a mi forma de ver estas cintas, termina entorpeciendo el visionado y entramos en el loop de siempre: personaje es descubierto - personaje demuestra su talento y sorprende a mánager/productor - personaje la pega y se hace famoso - personaje comienza con problemas personales (probablemente drogas) - personaje se rehabilita - personaje da un show final mostrando todo ese talento. Esta narrativa está calcada en muchas, muchas, películas y es un tanto cansador; de todas formas, entiendo que muchas veces, la vida de los artistas sea así pero, ¿temporalmente son todas iguales? ¿todos han reaccionado de la misma forma ante cada eventualidad?.

No deja de parecerme forzado todo el asunto pero en cambio, nos vamos a la historia de “Better Man” y por qué funciona tan bien. En el mismo escalón ponemos instantáneamente (o al menos yo), a “Rocketman”, la biopic basada en la vida de Elton John, por dos motivos: uno más personal y es que no soy fanático ni mucho menos de ninguno de los dos artistas y sin embargo, amé ambas pelis. Por otro lado, es su tono fantástico: los dos films arrancan desde la ficción, con situaciones completamente imaginarias y este recurso permite que la historia se desarrollé desde otro punto; no dudamos de lo que estamos viendo y se disfruta más. No, Robbie Williams no era un mono pero es la visión que él mismo tenía de su personalidad. No peleó con otros monos, es la visión de su deteriorada salud mental batallando con sus propios demonios. Es ficción basada en realidad y no al revés; no inventa detalles para darle continuidad a la historia y hacernos creer que realmente pasó. Y a pesar de ello, “Better Man” y “Rocketman” funcionan mil veces mejor en cuanto a lo sentimental, ya que ambas te dejan con un lagrimón plantado en la mejilla, saben cómo desarrollar esas historias de vida en la que también nos hablan de su descubrimiento, su ascenso, su caída y resurgimiento, pero también nos dan ese costado de humanidad y de los miedos que todos tenemos, plasmados desde la “exageración” de los recursos y esto resuena muchísimo más.
En ese momento de la cinta de Michael Gracey parecía que había mermado en el ritmo frenético que llevaba, pero era vital para contar ciertos detalles de la vida de Williams. De una manera inteligente, el director “bajó unos cambios” para poder arrancar de nuevo, y no defraudó, ya que “Better Man” se consolida, quizás, como la mejor película biográfica de un músico que haya visto (y probablemente la de muchos). Y repito, no es necesario en absoluto ser fanático de él, ni siquiera es necesario saber algo de él. La historia te va llevando y te va poniendo todo su repertorio musical como quieren. No importa que “Angel” no sea para su abuela, en la cinta se la canta a ella, no importa que “Feel” no la haya cantando cuando era un niño, en la cinta lo hace cuando su padre lo abandona. Las canciones te acompañan mientras la trama se va desarrollando, entre hechos verdaderos y otros ficcionados.

Cabe destacar que la película cuenta con puntos altísimos: por un lado, las escenas musicales están excelentes y esto es debido a que el director Gracey trabajó con el coreógrafo Ashley Wallen y juntos ya habían hecho la gran “The Greatest Showman”, y esa experiencia está plasmada en los números bailados acá. Además, el actor Jonno Davies es quien le da vida al Williams mono y lo hace increíblemente bien, ya que todos los movimientos son de él, y luego fueron digitalizados y convertido en el animal que vemos. Esta combinación de elementos con un guion frenético, han hecho de “Better Man” una de las mejores cintas de los últimos tiempos.
Agustín López | Periodista | Crítico | Creador de contenido
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Me alegra leerte que logra destacarse de otras cintas del mismo estilo y que no cae en esa fórmula repetitiva que muchas veces nos deja con la sensación de estar viendo la misma historia contada con diferentes nombres. Pero, sin duda, aplaudo que Michael Gracey fue el genio que gestó la idea que le permitió a Williams mostrar cómo él se ve a sí mismo, usando el mono como metáfora para reflejar su autopercepción como un artista que entretiene pero se siente fuera de lugar.
Me entusiasma su enfoque creativo y simbólico, como dices, es ficción basada en la realidad y no al revés porque es justamente ese tipo de libertad creativa lo que me hace conectar más con las historias. Si no te molesta, volveré aquí cuando la vea y aunque tengo expectativas muy altas no creo decepcionarme y menos después de leerte. GRACIAS.
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